Capítulo XXVI

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No estaba siendo nada fácil, tal como lo imaginaba era bastante complicado. Su cuerpo comenzaba a sentir los efectos de la abstinencia, muy parecidos a los que ya había experimentado esas dos semanas con su familia, pero mucho peores, tal vez porque lo último que había consumido era sumamente fuerte. Llevaba apenas una semana en aquel lugar y los vómitos no cesaban, tampoco los temblores en todo el cuerpo, el escalofrío que la recorría de la cabeza a los pies y ese dolor de cuerpo y de cabeza insoportable. En ese momento daría todo por beber un trago o por un poco de cocaína o de éxtasis o lo que fuera.

Lena se encontraba en su cama, tapada con un par de cobijas que no le quitaban el frío, porque era un frío que venía de su interior. Pero tenía que poder con eso, tenía que soportarlo, tenía que superarlo, lo iba a hacer, estaba convencida de hacerlo. Quería dormir, los últimos días pasaba mucho más tiempo durmiendo del que recordaba, pero los doctores le habían dicho que así serían los primeros días, que era parte del tratamiento. Poco a poco su cuerpo comenzaría a desechar todas las sustancias tóxicas de su cuerpo y comenzaría a acostumbrarse a vivir sin ellas, como antes ya lo había hecho.

Cerró los ojos y pensó en Samanta, trató de pensar en sus ojos azules, esos que eran los más bonitos que había visto en toda la vida. Se imaginó estando con ella de la mano observando el mar, eso era lo único que necesitaba.

El temblor regresó haciéndola estremecer. No pudo evitar que las lágrimas comenzaran a fluir, odiaba sentirse así, odiaba haber llegado a eso, odiaba en lo que se había convertido. Aparte de desintoxicar su cuerpo también tenía que hacerlo con su alma y para eso recibía terapia psicológica en aquella clínica dos veces a la semana y una tercera en terapia de grupo. La psicóloga le había dicho que tenía que recuperar su autoestima, tenía que dejar de autodestruirse. Pero sabía que era un proceso que requería tiempo y tenía que pasar por todo eso para sanar, pasar por esos momentos tan desagradables. La estaba pasando muy mal en verdad.

Tomó una de las cobijas y se tapó completamente, quedando hasta el rostro cubierto, el temblor y el escalofrío no cesaba. Cerró los ojos de nuevo, esperando que esta vez tuviera más suerte y al fin pudiera dormir. Así fue, poco a poco se fue quedando dormida.

***

─No sé por qué Lena no me avisó que tú te harías cargo de todo ─decía Daniel con el tono visiblemente molesto. Se encontraba sentado en una especie de oficina, en la casa de Lena, con Samanta frente a él, quien a su vez permanecía seria e impasible.

─Tal vez porque solo fuiste una vez a verla al hospital y no fuiste a acompañarla a la clínica ─reprochó Samanta con ese mismo tono serio, Daniel en verdad le desagradaba en gran medida.

Daniel tomó un cigarrillo y lo encendió, le dio una fumada para después hablar.

─Querida, los hospitales me causan alergia ─ Daniel sopló el humo y Samanta hizo una mueca de desagrado─ y en cuanto Lena pueda recibir visitas ahí estaré ─Daniel sonrió de medio lado y volvió a llevarse el cigarro a la boca.

─Supongo que es lo menos que podrías hacer ─replicó Samanta cruzando los brazos. Daniel frunció el ceño y movió el rostro de medio lado.

─Mira, Samanta Lawr ─comenzó a decir soplando de nuevo el humo del cigarrillo─ quien ha estado con Lena los últimos años he sido yo ─Samanta sonrió con ironía─ que ahora tú quieras venir a ser su salvadora, no va a cambiar nada, yo soy su manager...

─Y quien le dio las drogas y la metió en todo eso ─contratacó Samanta con el tono lleno de disgusto.

Daniel lanzó una pequeña risa que reflejaba la molestia que sentía, volvió a darle una fumada a su cigarrillo.

─Lena no es una niña, no tiene 10 años, querida. Supongo que si ella consumió fue porque así lo quiso, y no sé por qué hacer tanto escándalo de eso, tú lo sabes, tú perteneces a este medio; casi todas las celebridades del nivel de Lena consumen todo tipo de sustancias, no es para tanto.

─ ¿No es para tanto? ¿En verdad te atreves a decir eso? ¡Lena pudo ahogarse en esa maldita alberca! ─Samanta se levantó del pequeño sofá sumamente molesta, tenía el rostro enrojecido por la rabia que estaba sintiendo contra ese hombre, no lo soportaba.

─Fue un accidente, no fue culpa de nadie ─respondió Daniel dándole la última fumada a su cigarro, después de colocarlo en el cenicero y ante la negativa de Samanta, agregó─ mira, querida Samanta, yo no te agrado y tú no me agradas a mí ─Samanta rio con ironía, estaba de pie, observándolo con los brazos cruzados. ─ Y sé que estás acostumbrada a dar órdenes, sé la fama de diva que tienes ─Samanta rodó los ojos, estaba a punto de decirle palabras altisonantes, estaba conteniéndose en verdad─ pero desgraciadamente vamos a tener que trabajar juntos por Lena, así que será mejor que nos toleremos el tiempo que trabajaremos juntos.

Samanta suspiró, eso era cierto, tenía que tolerarlo o no iba a poder con aquello, tenía que hacerlo por Lena.

─Muy bien, eso haremos ─agregó, volviendo a sentarse en la silla. ─ Voy a necesitar todo lo relacionado con la carrera de Lena, contratos, todos los papeles, cuentas ...─ Daniel frunció el ceño, ahora fue el que se cruzó de brazos.

─Preferiría que Lena me dijera esto, que Lena me indique que te mande todo eso. No lo tomes personal, querida, pero prefiero ver a Lena antes.

Samanta volvió a rodar los ojos.

─Puede recibir visitas hasta la siguiente semana... ─se llevó una mano a la sien, sobándola, estaba sacando la paciencia de no sabía dónde─ ¿hay algo que puedas mandarme mañana mismo para comenzar a trabajar? ─preguntó irónicamente.

Daniel sonrió de medio lado.

─Claro, mañana te puedo enviar algunos contratos. Moví algunas influencias para que dejen de preguntar sobre el paradero de Lena, se han quedado con la idea de que se ha ido a un retiro espiritual en la India, y bueno, no es algo fuera de lo normal en celebridades como ella. Ya sabes lo mucho que les gusta experimentar y probar nuevas cosas ─Samanta rodó los ojos ante este comentario─ En fin, voy a enviarte todo eso.

Samanta asintió. Era cierto, los medios habían dicho que Lena se había ido a un retiro espiritual, que necesitaba un descanso en su carrera, aunque como siempre, había otros que seguían indagando, pero al menos por un tiempo podrían descansar de ellos. Lo que sucedió en la fiesta, donde Lena cayó a la alberca, estuvo a punto de filtrarse, pero también con algunas influencias se pudo evitar. Aunque no lo toleraba en lo absoluto, tenía que aceptar que Daniel era de los mejores managers que había conocido, al menos en la cuestión de contactos y evitar filtración de información de los artistas; era claro que sabía hacer su trabajo. Pero eso no quitaba lo otro, era una pésima influencia y no era buena persona, Samanta lo podía notar a la perfección.

─Bien ─se levantó Samanta de la silla y tomó su bolsa─ nos vemos, entonces.

─Perfecto ─Daniel ya de pie, estiró la mano, Samanta hizo lo mismo, dándole un apretón fuerte. ─ supongo que no te quedarás aquí en la casa de Lena, ¿verdad? ─preguntó mordazmente.

Samanta apretó los labios.

─No, yo tengo mi propia casa. Supongo que tú tampoco te quedarás aquí, ¿verdad? ─preguntó en ese mismo tono sarcástico.

Daniel sonrió y negó con el rostro, para después salir de aquella oficina. Samanta fue la encargada de cerrarla, junto con todo el lugar, sabiendo que Lena muy pronto estaría ahí de nuevo.

Cosas del Destino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora