Capítulo III

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Capítulo III.

Lena suspiró, se observó al espejo con atención, tenía días que no lo había hecho, al menos no detalladamente. Se sentía tan extraña, los últimos días no habían sido los mejores para ella, le consolaba saber que dentro de poco iniciaría al fin su gira, pero, aun así, eso no quitaba esa sensación que la recorría por completo.

Había concluido ya la última entrevista, era la última de aquella semana y eso le daba alivio, ya estaba cansada de responder las mismas preguntas en cada una, de sonreír y demostrar lo feliz que era. Claro que cualquiera en su lugar lo sería y lo cierto que ella también lo era, al menos en gran medida solía sentirse feliz, pero desde hacía ya un tiempo sentía ese vacío, esa sensación de que algo le faltaba, esa sensación de que, aunque lo tenía todo, aunque ya había logrado cumplir su más grande sueño, algo le faltaba. Y ella sabía muy bien que era eso.

Estaba ahí, en su casa, en esa enorme casa que había comprado y la cual cada vez le parecía más grande, se sentía sumamente pequeña estando ahí. Se preguntó porque había decidido comprarla. Era hermosa, claro estaba, era la casa que había soñado, a las afueras de la ciudad, con la naturaleza rodeándola, muy cercana a un lago que podía visitar cada mañana, era totalmente la casa de sus sueños. Se había mudado de su departamento en el centro de Manchester, ahí donde estaba el movimiento, la vida de ciudad. Pero a ella le gustaba la vida tranquila cuando estaba en casa, que no era en muchas ocasiones, pero cuando tenía la oportunidad necesitaba calma. Y había optado por esa casa en las afueras, en aquella zona tan tranquila y llena de naturaleza. Justo lo que Lena había soñado.

Pero ahora ahí, se sentía sola, ahora ahí se preguntaba una vez más si todo eso había valido la pena.

Claro que había salido con algunas chicas en los últimos tres años. Había tenido casi siempre citas fugaces, pocas veces con aquellas chicas y no volvía a saber de ellas. Solo había tenido una relación un poco más larga, de unos siete meses. Con Jessie. La había conocido en el proceso de su penúltimo disco. Jessie era músico y había colaborado con dos de sus canciones. Desde que la vio le había parecido una chica sumamente atractiva. Ambas tuvieron esa química inmediata y salieron justo ese día al terminar el trabajo de la segunda canción. Fueron a un bar cercano al estudio de grabación, bebieron un poco y la noche terminó con algunos besos y una noche de sexo.

Después de aquella noche, vinieron más y más salidas, hasta que decidieron iniciar una relación. Todo iba bien, a Lena le gustaba mucho, la pasaba increíble con ella, tenían a la música en común. Iba bien todo, demasiado bien, a decir verdad. Pero las cosas fueron avanzando, Jessie quería formalizar más y más cada vez y era lo normal, lo que tendría que suceder. Lena tenía 28 años, Jessie también, a esa edad lo normal sería querer una relación así de seria. Pero para Lena era demasiado. Sentía que no podía comprometerse, una parte de ella se sentía bien con Jessie, la quería, pero la otra parte no quería avanzar más. Y Jessie decidió terminar la relación.

Lena lo aceptó, qué más podía hacer después de todo. Y como si no lo hubiera hecho ya, a partir de ese momento se encerró más en sí misma, se dedicó a trabajar, a su música, a asistir a todas esas fiestas a las que siempre era la invitada de honor y lo cierto era que también comenzó a beber más, solía hacerlo de vez en cuando, pero desde que era esa celebridad tan grande el alcohol ya nunca le podía faltar, incluso a veces llegaba a consumir algo más fuerte, pero intentaba no hacerlo costumbre, aunque en esas fiestas nunca le faltaba nada. También las citas casuales se convirtieron en su rutina, sexo de una sola vez y en muy pocas ocasiones de un par de veces con la misma persona.

Tal vez, yo solo nací para hacer música, se dijo Lena observando aquel perfil que ya podía ver. Observaba las fotos, observó a aquella mujer, sus ojos azules y observó a la otra mujer, observó todas esas fotos de ambas y no pudo evitar que una lágrima resbalara por su mejilla.

Cosas del Destino Where stories live. Discover now