Capítulo II

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Capítulo II.

El día le estaba pareciendo sumamente pesado y apenas comenzaba, era día de entrevistas y eso la solía agotar en demasía. Apenas estaba llegando el medio día y Lena ya estaba un poco harta. Si bien nunca había sido la parte favorita de su trabajo, sabía que era necesario hacerlo, la promoción era fundamental en su profesión y afortunadamente a ella le había ido muy bien. Su primer disco había sido un éxito, en gran parte gracias a toda la promoción que había tenido, aunque también tenía que aceptarlo, sobre todo gracias a su gran talento. Amaba cantar, sabía que era para lo que había nacido.

Y ahora estaba con su tercer disco, estaba en la etapa de la promoción. No sabía porqué, pero esta vez no tenía toda aquella emoción del disco anterior. Claro que estaba emocionada, lo estaba y mucho, pero a veces se sentía extraña, sentía que algo le hacía falta. Tal vez era porque el otro había sido su primer disco, ese que tanto había soñado, y cada momento había sido como un sueño, un sueño que estaba haciéndose realidad. Recordaba la emoción de ese año, de escribir y cantar cada canción, de los conciertos, las giras, esa era su parte favorita de todo, estar en el escenario, ver a todas esas personas ahí, reunidas para escucharla a ella. No lo podía creer y cada concierto era la misma emoción indescriptible.

Recordaba también el regreso a casa, recordó que ella la estaba esperando, al menos en esas primeras giras que había tenido en el continente americano. Recordó también lo que sucedió después, la propuesta del segundo álbum en Europa, la propuesta que decidió aceptar dejando todo atrás. La propuesta que había sido un éxito y que la había convertido ya en la cantante más famosa de los últimos años, en todos esos conciertos que ya había hecho en todo el mundo, los conciertos que eran su parte favorita, lo que amaba con el alma. Tal vez por eso y solo por eso había valido la pena todo.

Pero solo tal vez. Porque después de los conciertos estaba la misma sensación, toda esa emoción, toda esa felicidad y alegría se veía opacada por esa misma sensación, por ese mismo pensamiento y por esa misma persona. Ella. Y ahora esa sensación estaba más presente que nunca. Aquella sensación le había hecho escribir esa canción que sonaba en todos lados, esa canción que al cantarla le hacía sentir un nudo en la garganta.

Lena se maldecía, ya lo tenía todo, había cumplido sus sueños, estaba con su tercer disco que estaba resultando un éxito, incluso podría ser más exitoso que los anteriores. A sus 30 años recién cumplidos ya era la cantante más famosa del momento, lo había sido los últimos años. Su sueño se había hecho realidad. Ya conocía todo el mundo, su música había llegado y estaba llegando a todos los rincones de éste, hasta donde pensó que no iba a llegar. Sí, lo tenía todo, se maldecía así misma por no sentirse como pensó que se sentiría en aquel momento.

Claro que se sentía feliz, se sentía afortunada, no podía serlo más. No podía negar que estaba realmente orgullosa de ella misma, de lo que había logrado, de haber cumplido y estar cumpliendo sus sueños. De tenerlo todo.

¿Por qué a veces el ser humano necesita tener todo lo que soñó para darse cuenta que lo que en verdad quería estuvo todo el tiempo frente a él? Se preguntó con un nudo en la garganta.

El ruido de su agente llamándola para salir al set la hizo regresar a la realidad.






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