Enamorada de Potter (Harry Potter y tu)

4- Halloween

No podía dejar de merodear sola por las mañanas, quizás merodeando pude meterme (por accidente) en el pasillo prohibido.

Oí pisadas detrás mío.

Era el profesor Quirrell.

-¿Q.. que haces d...despierta t... tan tem...prano? -tartamudeó.

-No es de su incumbencia.

-¿Cuál es tu nombre? porque tu manera de... -dijo el profesor Quirrell sin tartamudear y abrió aún mas sus ojos, esta vez como si fueran a salirse de sus órbitas.

Por suerte no se salieron de sus órbitas, sería una imágen muy perturbadora de la cual no me recuperaría jamás.

-No comentes nada sobre esto, eh.

-¿Sobre qué? ¿sobre que no tartamudea o...? -Quirrel se pusó el dedo indice en la boca y chitó para que guardara silencio.

El profesor Quirrell se dió la vuelta y empezó a caminar rápidamente, tanto así que su pie casi lo hace tropezar a si mismo.

Los pasillos de Hogwarts comenzaron a llenarse, la mayoría de alumnos se dirigían al Gran Comedor.

Seis lechuzas traían un paquete largo y delgado que cayó en la mesa de Gryffindor enfrente de Potter.

Tenía un tanto de curiosidad sobre el paquete, a pesar de aquello no debía parecer una persona fisgona.

Salí del comedor para acudir a la primera clase, pero antes de llegar, como toda tradición de Hogwarts en mi camino se interpuso Malfoy, Crabbe y Goyle.

En frente de ellos estaba Potter y Weasley.

Draco le quitó el paquete a Harry y lo examinó.

-Es una escoba -dijo con una expresión de disgusto y enojo- Esta vez lo has hecho, Potter. Los de primer año no tienen permiso para tener una.

-No es ninguna escoba vieja. Es una Nimbus 2.000. ¿Cuál dijiste que tenías en casa, Malfoy, una Comet 260? -Weasley rió con aire burlón- Las Comet parecen veloces, pero no tienen nada que hacer con las Nimbus.

-¿Qué sabes tú, Weasley, si no puedes comprar ni la mitad del palo? -replicó Draco- Supongo que tú y tus hermanos tienen que ir reuniendo la escoba ramita a ramita.

El profesor Flitwick jaló de mi túnica, no me había dado cuenta de que estaba detrás mío.

-No se estarán peleando, ¿verdad, chicos? -preguntó con voz chillona.

-A Potter le han enviado una escoba, profesor.

-Sí, sí, está muy bien -dijo el profesor Flitwick con entusiasmo-. La profesora McGonagall me habló de las circunstancias especiales, Potter. ¿Y qué modelo es?

-Una Nimbus 2.000, señor -le contestó Harry- Y realmente es gracias a Malfoy que la tengo.

Draco hizo un gesto de confusión.

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En la mañana de Halloween el delicioso aroma de calabaza asada flotando por los pasillos nos despertó.

Debíamos tener las clases de Encantamientos, junto a Flitwick que había anunciado que ya estábamos listos para empezar a hacer volar objetos, algo que todos se morían por hacer; desde que vieron cómo hacía volar el sapo de Longbottom.

El profesor Flitwick puso a la clase por parejas para que practicaran.

-¡Wingardium leviosa! -gritó, agitando sus largos brazos como un molino.