57- La Suma Inquisidora de Hogwarts

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El día siguiente las demás chicas se levantaron y salieron del dormitorio, en cambio yo, me quedé en la cama abrazando mi sábana, sin ningún plan que estudiar.

Apenas y se veía la luz, en vez de verse rayos amarillentos de sol, se veían rayos con un tono verdoso que alumbraban el lugar débilmente.

La primera semana del curso había sido interminable, como una gigantesca lección de Historia de la Magia.

—Maldito Peeves, —me quejé en voz baja— por su culpa tengo que tomar el camino más largó hacia la lechucería.

El sol ya había salido completamente cuando entré ala lechucería, la luz que se colaba por las ventanas sin cristales lo deslumbró.

Unos gruesos rayos de sol plateados se entrecruzaban en la estancia circular, en cuyas vigas había posadas cientos de lechuzas, un poco inquietas con las primeras luces de la mañana; era evidente que algunas acababan de llegar de cazar.

Una ligera brisa agitaba las copas de los árboles del Bosque Prohibido.

—¿Que haces aquí, Potter?

El chico volteó e iba a contestar, pero, entonces se abrió la puerta detrás de los dos: era Cho Chang con una carta y un paquete en las manos.

—¡Hola! —dijo Potter con cara de baboso.

—¡Ah, hola a ambos! —respondió Cho Chang con voz entrecortada— No pensé que habrían personas aquí tan temprano... Hace cinco minutos me he acordado de que hoy es el cumpleaños de mi madre.

Nos mostró el paquete.

—Ya, ¡qué día tan perfecto! —dijo Potter señalando las ventanas.

Suspiré buscando mi lechuza.

—Sí —coincidió Cho mirando a su alrededor en busca de una lechuza adecuada— Excelentes condiciones para el quidditch. Yo no he salido en toda la semana. ¿Y tú?

—Tampoco.

Cho eligió una de las lechuzas del colegio.

Hizo que bajara y se le posara en el brazo, y el pájaro, obediente, extendió una pata para que Cho pudiera atarle el paquete.

Meder bajó hacia mi brazo.

—Recuerda, el Hospital San Mungo de Enfermedades y Heridas Mágicas. —susurré— Entrega a la mujer pelirroja y de baja estatura, a nadie más, ¿bien?

Intenté atar un poco más lento el paquete para oir bien la platica de Chang con Potter.

—Oye, ¿ya tiene Gryffindor nuevo guardián? —escuché decir a Cho Chang.

—Sí —contestó Potter— Es mi amigo Ron Weasley, ¿lo conoces?

Abrí la boca sorprendida.

La volví a cerrar.

—¿El enemigo de los Tornados? —preguntó Cho Chang con frialdad— ¿Es bueno?

—Sí. Creo que sí. Pero no le vi hacer la prueba porque estaba castigado.

—Esa Umbridge es asquerosa —dijo en voz baja— Castigarte sólo porque dijiste la verdad sobre... sobre... sobre cómo murió Cedric. Se enteró todo el mundo, en el colegio no se hablaba de otra cosa. Fuiste muy valiente plantándole cara.

«A mi también me castigo, bueno debería ignorarlo.»

La lechuza alzó sus alas y salió por la ventana, con el paquete en manos.

Filch, el conserje, entró en la sala resollando.

Tenía manchas de color morado en las hundidas mejillas surcadas de venas, le temblaba la parte inferior de los carrillos y llevaba el escaso y canoso cabello despeinado: todo indicaba que había ido corriendo hasta allí.

Enamorada de Potter (Harry Potter y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora