41- El Cáliz del Fuego

2.7K 245 108
                                    

—¡Es increíble! —exclamé asombrada cuando los alumnos de Hogwarts, formados en fila, volvían a subir la escalinata tras la comitiva de Durmstrang— ¡Viktor Krum!

—Es guapo, pero tanto como Draco.

Cuando volvimos a cruzar el vestíbulo con el resto de los estudiantes de Hogwarts, de camino al Gran Comedor, vi como varios se ponían de puntillas para ver a Krum.

Unas chicas de sexto revolvían en sus bolsillos mientras caminaban.

—Aún espero conocer a ese jugador de Quidditch —susurro el chico de Ravenclaw— ¿Crees que firme autógrafos.

Nos dirigimos a la mesa de Slytherin.

Krum y sus compañeros de Durmstrang seguían amontonados junto la puerta sin saber dónde sentarse.

Los alumnos de Beauxbatons se habían puesto en la mesa de Ravenclaw y observaban el Gran Comedor con expresión crítica.

Tres de ellos se sujetaban aún bufandas o chales en torno a la cabeza.

Tragué saliva.

Viktor Krum y sus compañeros de Durmstrang se habían sentado en nuestra mesa.

En el instante en que miró, Malfoy se inclinaba un poco para dirigirse a Krum.

—Buenas noches —le saludé educadamente— es un placer tenerlos aquí.

—Igualmente... —respondió amablemente un muchacho de Durmstrang con voz ronca y grave, mientras se quitaba la piel y miraba el techo.

Todos los alumnos de Durmstrang se quitaban las pesadas pieles y miraban con expresión de interés el negro techo lleno de estrellas.

Dos de ellos tomaban los platos y las copas de oro y los examinaban, aparentemente muy impresionados.

En el fondo, en la mesa de los profesores, Filch, el conserje, estaba añadiendo sillas.

Como la ocasión lo merecía, llevaba puesto su frac viejo y enmohecido.

Me sorprendió verlo añadir cuatro sillas, dos a cada lado de Dumbledore.

—Pero hay solo dos profesores  ¿Por qué Filch puso cuatro sillas? ¿Quién más viene?

Habiendo entrado todos los alumnos en el Gran Comedor y una vez sentados a las mesas de sus respectivas casas, empezaron a entrar en fila los profesores, que se encaminaron a la mesa del fondo y ocuparon sus asientos.

Los últimos en la fila eran el profesor Dumbledore, el profesor Karkarov y Madame Maxime.

Al ver aparecer a su directora, los alumnos de Beauxbatons se pusieron inmediatamente en pie.

Algunos de los de Hogwarts se rieron.

El grupo de Beauxbatons no parecia avergonzarse en absoluto, y no volvieron a ocupar sus asientos hasta que Madame Maxime se sento la izquierda de Dumbledore.

Este estaba de pie.

—Buenas noches, damas, caballeros, fantasmas y, muy especialmente, buenas noches a nuestros huéspedes —dijo Dumbledore, dirigiendo una sonrisa a los estudiantes extranjeros—. Es para mi un placer darles la bienvenida a Hogwarts. Deseo que su estancia aquí les resulte al mismo tiempo confortable y placentera, y confío en que así sea.

Una de las chicas de Beauxbatons, que seguía aferrando la bufanda con que se envolvía la cabeza, profirió lo que inconfundiblemente era una risa despectiva.

—El Torneo quedará oficialmente abierto al final del banquete —explicó Dumbledore—. ¡Ahora les invito a todos a comer, a beber y a disfrutar como si estuvierais en vuestra casa!

Enamorada de Potter (Harry Potter y tu)Where stories live. Discover now