24- Qué has hecho

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-Eso ya está arreglado -Draco hizo una mueca maliciosa - Mi padre ya ha solucionado el problema.

-El hipo... grifo, será... ejecutado -dije balbuceando, y alzando la mirada. Le lanzé la bolsa de grageas que casi cae en su rostro.

Al terminar las clases de Cuidado de Criaturas Mágicas, quise hablar con Hagrid de la manera mas amable posible.

-Todo fue culpa mía. Me quedé petrificado. Estaban todos allí con sus togas negras, y a mí se me caían continuamente las notas y se me olvidaron todas las fechas que me habías buscado, Hermione. Y entonces se levantó Lucius Malfoy, soltó su discurso y la Comisión hizo exactamente lo que él dijo...

-¡Todavía podemos apelar! -dijo Weasley con entusiasmo-. ¡No tires la toalla! ¡Estamos trabajando en ello!

Volví al castillo con el resto de la clase, sin decir nada.

Delante podía ver a Draco, que iba con Crabbe y Goyle, y miraba hacia atrás de vez en cuando, riéndose de Hagrid.

-No servirá de mucho, Ron -escuché que dijo Hagrid con tristeza, al llegar a las escaleras del castillo-. Lucius Malfoy tiene a la Comisión en el bolsillo. Sólo me aseguraré de que el tiempo que le queda a Buckbeak sea el más feliz de su vida. Se lo debo...

Hagrid dio media vuelta y volvió a la cabaña, cubriéndose el rostro con el pañuelo.

-¡Míralo cómo llora!
Malfoy, Crabbe y Goyle habían estado escuchando en la puerta.

-¿Habían visto alguna vez algo tan patético? -dijo Malfoy-. ¡Y pensar que es profesor nuestro!

-Cierra la...

¡PLAF!

Granger le dio a Malfoy una bofetada con todas sus fuerzas.

Draco se tambaleó.

Potter, Weasley, Crabbe, Goyle y yo nos quedamos atónitos en el momento en que Granger volvió a levantar la mano.

-¡No te atrevas a llamar "patético" a Hagrid, so puerco... so malvado...!

-¡Hermione! -dijo Weasley con voz débil, intentando sujetarle la mano.

-Suéltame, Ron.

Granger sacó la varita.
Malfoy se echó hacia atrás. Crabbe y Goyle lo miraron atónitos, sin saber qué hacer.

-Vámonos -musitó Malfoy. Y en un instante, los tres desaparecieron por el pasadizo que conducía a las mazmorras.

Miré a Granger.

Reí.

Granger suspiró con alivio y se aguantó las ganas de reír.

-¡Llegan tarde, muchachos! -dijo en tono de censura el profesor Flitwick, cuando abrí la puerta del aula-. ¡Vamos, rápido, saquen las varitas! Vamos a trabajar con encantamientos estimulantes. Ya se han colocado todos por parejas.

-Señor Weasley, tomé asiento con Lavender Brown -ordenó Flitwick con voz aguda- Usted señorita Black, tome asiento con el señor Potter, vaya.

Me senté juntó a Potter con desgana.

Potter miro hacia atrás, y Weasley susurro:

-¿Dónde se ha puesto Hermione?

-Es extraño -dijo Potter mirando a Weasley-. Quizás... quizás haya ido a los lavabos...

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La clase de encantamientos estimulantes nos había dejado muy contentos.

Enamorada de Potter (Harry Potter y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora