Capítulo 6

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Al iniciar su camino de retorno, el joven caza recompensas observa el camino mientras piensa en aquel cabello rojo y esos ojos color miel que tanto lo cautivaron, haciendo que ignorara varias cosas de ese momento.

—¿Qué estoy pensando? —Se dice a sí mismo mientras ríe por lo bajo —Quizás ni la vuelva a ver en la vida. Aunque...

El chico busca entre sus pertenencias hasta encontrar un mapa para buscar su ubicación en el.

—Llegaremos con tus padres durante la tarde. Para entonces ellos deberían llegar a... —Una sonrisa se dibuja en su rostro —Interesante. Si nos apresuramos un poco, tal vez...

Rápidamente guarda el mapa para apresurar el paso del caballo.

A pesar de sus palabras, el joven Fey está empeñado con volver a ver a la chica con cabello de fuego y hermosos ojos.

—Señorita, Vesta ¿Se alegrará de volver a verme como yo lo haré con usted?

...

En el camino, Vesta permanece sentada en el lomo de Borja, quien camina de forma apresurada para recuperar el tiempo perdido por la empatía de la joven.

—¿Crees que esté bien? —Borja mueve sus orejas para señalar a Vesta que la está escuchando —Ese niño ¿estará bien?

—Supongo.

Vesta nota la seriedad en la voz de Borja al momento de responder. Sabe que algo le molesta; pero no sabe si es lo más conveniente preguntar. Aunque tiene la idea de lo que puede ser.

—¿Estás molesto por ese chico? ¿Porque hablé con él?

—Puedes hacer lo que quieras; pero no olvides la razón de este viaje. Mientras más rápido lo encontremos, más rápido regresaremos a casa.

—Claro.

Al notar el grado de molestia de Borja, Vesta decide guardar silencio y dejar que éste la lleve por el camino.

Por su lado, Borja no deja de pensar en aquella posibilidad de que Vesta podría acabar yéndose de su lado ¿Sería capaz de abandonarlo para seguir su propio camino? ¿Qué pasaría con él si ella lo hiciera? ¿Volvería a quedarse solo luego de prometer siempre estar a su lado? ¿Volvería a cambiar su propósito si Vesta se marcha? Las preguntas son demasiadas en la cabeza del demonio; y ninguna tiene una respuesta concreta.

—Después de todo, es una humana —Musita sin perder el paso.

—¿Dijiste algo?

—Nada...

Vesta observa el bello atardecer que pinta el cielo de rojo. Recuerda haberse quedado sentada fuera de su cabaña varias veces para observarlo hasta que simplemente daba paso a la noche.

De todas las cosas que Vesta comenzó a amar desde que salió del bosque, esta es una de sus cosas favoritas. Y se siente algo mal al pensar en que nunca pudo ver eso tan hermoso en el bosque de los demonios.

Al caer la noche ambos se internan en un bosque no muy lejos de un pueblo humano bastante grande. Una ciudad.

Mientras Borja busca algún lugar en donde Vesta pueda refugiarse, la joven decide intentar encender una fogata para calentarse un poco. Realmente extraña su magia y el que el frío no sea un problema.

El sonido de las hojas romperse bajo el peso de algo llama la atención de Vesta. Primero piensa que se trata de Borja; pero descarta esa idea de inmediato al notar un par de ojos azules brillar en la oscuridad de los árboles.

—¿Quién está ahí? —Pregunta colocándose de pie.

—Regresaste... —Dice una voz dulce y femenina. —Te fuiste hace siglos; pero aun así hice lo que me pediste.

—¿Qué...? —Nuevos pasos llaman la atención de Vesta. Esta vez sí se trata de Borja.

—Sal de donde te escondes... —Gruñe el demonio —Desde que nos internamos en el bosque has estado acechando a Vesta...

—¿Vesta? —La voz suena confundida —Pero... Es idéntica... —Vesta se da cuenta de lo que ocurre y camina lentamente hacia quien se oculta. Pero este parece asustarse y acaba por huir.

—¡Borja! —El demonio comienza a correr con Vesta sobre su lomo para intentar alcanzar a la criatura que huye de ellos —No lo veo. ¿Es un...?

—Es un demonio. No hay duda de eso.

—Detente —Borja obedece —No te haremos daño. Sal de donde te escondes.

Momentos después, algo comienza a asomarse por los arbustos hasta salir para dejarse ver. Vesta se sorprende un poco al verla; pero a Borja parece no agradarle lo que ve.

—Un lobo... —Dice Vesta.

—Mi nombre es Mirilia —Dice con la cabeza gacha, demostrando la poca confianza que les tiene —Rynna me dio ese nombre.

El Bosque De Los demonios (3): La Búsqueda De Vesta Where stories live. Discover now