Capítulo 29

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Luego de un breve silencio, Vesta termina por aceptar.

El hombre la mira seriamente antes de levantarse y buscar una pequeña bolsa atada con una cuerda blanca y adornada con una pequeña cruz plateada.

—Con esto lo despertarás. Pero tú lo harás —Vesta recibe la bolsa —No seré responsable de que ese monstruo despierte.

—Su nombre es Borja. —Responde con seriedad.

—Como sea. Solo lo hago porque Fey me pide ayuda. Jamás ayudaría a una bruja como tú.

—De todos modos se lo agradezco —Antes de salir del lugar, el hombre la detiene un momento para decirle algo importante.

—¿No vas a preguntar que hay en la bolsa? —Vesta guarda silencio —Se descubrió que el efecto causado por nuestra arma era contrarrestado por la magia que no renace.

—¿"Magia que no renace"?

—En la antigüedad, las personas se deshacían de quienes eran acusados de brujería por medio de una hoguera —Vesta continúa sin comprender —En esa bolsa están los restos de esas personas, que con suerte, sí eran lo que se creía. En esa bolsa hay cenizas de brujo.

Al oírlo, el corazón de Vesta late más rápido debido al leve pánico que siente al saber lo que sostiene en la palma de su mano.

—Se supo que la magia que no renacía quedaba lo que antes fue su último cuerpo.

—Ustedes los humanos son unos cobardes... Nunca entendí el porqué de sus acciones ante lo desconocido. Y supongo que nunca obtendré esa respuesta.

El hombre mira a la joven con seriedad mientras esta sale de su hogar.

Ya fuera del lugar, Vesta busca un lugar en donde colocar a Borja para poder despertarlo al fin. Mira la bolsa con algo de miedo; pero sabe que no tiene tiempo para ello.

—Si yo fuera tú me alejaría en cuanto lo hiciera —Dice el hombre —Todos los demonios despiertan de forma diferente. Supongo que sería suerte si despertara de forma pacífica.

A lo lejos, Vesta nota a Fey sentado sobre una roca completamente inmóvil. A pesar de no poder ver su expresión, sabe que está molesto, triste por haber venido; y se siente culpable por ello.

—Borja... —Susurra la joven —Ya es hora de despertar, viejo amigo.

Dicho esto, Vesta abre la pequeña bolsa e introduce su mano para sentir ese extraño polvo que le produce escalofríos al tocarlo.

Nada más basta con un poco de aquel polvo gris y volátil sobre el demonio para que este despierte del sueño inducido. Pero aquel despertar es muy diferente a como la chica lo había imaginado.

—¡Cuidado! —Exclama el hombre llamando la atención de todos al ver al demonio crecer y levantarse violentamente mientras gruñe.

—¡Vesta! —Grita Fey al verla asustada por la situación.

—¡No vengas! —Dice la joven, haciendo un ademán sin quitarle los ojos de encima al demonio, que no hace más que mirarla hasta que se fija en alguien más —¡Cuidado!

Borja se fija en el hombre detrás de Vesta y se mueve con claras intenciones de quitarle la vida. La joven no entiende lo que le pasa; pero sabe que debe detenerlo.

—Enciérranos...

<<¿Estás segura? Podría matarnos>>, responde la voz.

—¡Solo hazlo!

Antes de que el demonio llegara al hombre, una especie de muro azul transparente se interpone en su camino evitando que siga adelante.

—¡Borja! —El demonio la mira —Detente... Por favor cálmate. Cálmate...

Al notar que el muro continúa creciendo y cerrándose poco a poco como si fuera un domo, Borja comienza a hiperventilar por el recuerdo de su encierro en el bosque de los demonios.

—Otra vez... —Murmura. —Está pasando.

—No es así... Sabes que solo intento hacer lo mejor para todos.

Borja se muestra nervioso con la vista fija en todas partes como un animal enjaulado mientras la joven se acerca lentamente a él.

—Borja.

El demonio permanece atracado al muro como si esperara que este se rompiera.

—¡Vesta! —Borja nota que Fey se acerca al muro que los encierra a ambos —¡Sal de ahí! ¡Te hará daño! ¡Es peligroso!

"Hacerle daño a Vesta", aquella idea retumba en la cabeza de Borja, quien sale de su trance al sentir las calidas manos de la joven.

—No lo es —Dice Vesta con una suave voz y una sonrisa —Tú no lo conoces como yo lo hago —Fey guarda silencio.

—Vesta... —Balbucea el demonio, sintiéndose poco a poco más tranquilo.

—Todo está bien, Borja. Yo estoy aquí.

—Yo estaba...

—Lo sé. Tenías miedo. Pero no te preocupes de nada.

Poco a poco, Borja va dejándose caer hasta quedar sentado frente a la joven que no lo piensa dos veces antes de abrazarlo y acariciar su pelaje con ternura hasta que el demonio corresponde el gesto y rodea a Vesta con sus brazos.

—Todo está bien —Dice mientras el muro comienza a deshacerse.

—Lo sé —Se atreve a decir —Estás aquí...

Ambos hombres observan sorprendidos lo que acaba de ocurrir. La joven calmó al demonio sin necesidad de utilizar su magia en su contra. Solo para protegerlo y protegerlos de él.

—Esto es increíble... —Dice el hombre.

—Ciertamente.

Una voz femenina llama la atención de todos los presentes. En especial la de la joven bruja y los tres demonios.

—Tía Raksha...


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El Bosque De Los demonios (3): La Búsqueda De Vesta Where stories live. Discover now