Capítulo 35

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Durante la noche, Vesta permanece acunada en los brazos de Borja, quien no a dejado de preocuparse por ella desde que se puso en esa posición.

—Vesta...

—Me querían a mí, no a Fey —Alza la mirada —Borja... Temo que algo le pase a Fey. Yo...

Al ver las lágrimas en los ojos de la chica, el demonio la abraza con fuerza, la suficiente como para no hacerle daño.

—Lo encontraremos, confía en ello niña.

Aquel gesto por parte de Borja, hace que Vesta se tranquilice un poco; pero a pesar de todo, su preocupación por Fey le impide conciliar el sueño.

—Necesitamos ayuda...

***

Lejos Vesta y de los demás, dos brujas caminan por el oscuro bosque en medio de la noche.

—Remena ¿me vas a decir porqué estamos aquí? —Insiste Ryuka.

—Viste lo que pasó, no podemos quedarnos solo mirando a través del agua, Ryuka. —Se detiene al llegar al lugar.

—¿Estás segura de esto? Hacerlo podría complicar más las cosas, Remena.

—Eso dependerá de él y de qué tanto quiere ayudar a Vesta —Dice guardando la esfera en un bolso —Andando, tenemos que apurarnos si queremos ayudarlas.

***

Durante la noche, Vesta parece sentir algo extraño mientras duerme junto a Borja, quien al igual que chica, permanece con una expresión de incomodidad, como si algo los molestara. O quizás, alguien.

—Tienen que ser más fuertes que ellos —Se oye una voz masculina en medio de la oscuridad —Saben que no pueden hacer mucho si están separados —De pronto, Vesta y Borja parecen estar en medio del bosque. 

—Este es... —Borja mira el lugar.

—Estamos en casa —Dice Vesta —El bosque de los demonios.

—Me temo que ya no podré seguir acompañándolos. —Ambos ven al hombre que permanece de pie frente a ambos —Pero sé que estarán bien. Tú puedes proteger a Vesta, y tú puedes cuidar de este demonio.

—Eres... —Vesta no puede dejar de mirar al hombre que la mira con una sonrisa.

—Valko... —Dice Borja —¿Qué haces?

—Mi tiempo llegó al fin, pequeña. Y tu madre me está esperando del otro lado.

En medio del silencio en el oscuro bosque, el llanto de un niño se hace presente, llamando la atención de la joven y del demonio.

—Ese niño... —Vesta camina en silencio hasta quedar detrás del pequeño que llora ovillado junto a un arbol —Stolas... 

Al oír su nombre, el pequeño voltea sorprendido para ver a la joven de voz dulce que se arrodilla junto a él con una suave sonrisa que lo hace sentir un poco más seguro.

Vesta mira por un breve momento al pequeño. Pensar que anteriormente fue el hombre que causó tanto daño a muchos con tal de conseguir lo que quería; y que fue él quien le arrebató su magia, la llena con un extraño sentimiento de odio. Pero, al mismo tiempo, sabe que no puede culparlo en este momento.

—Stolas —Vesta estira su mano con cuidado de no espantarlo.

A pesar de todo lo ocurrido años atrás, Vesta solo puede ver al pequeño niño asustado que llora frente a ella y que mira su mano con temor.

—No tengas miedo —Dice con su mano aun extendida —Quiero ayudarte.

—Lo siento... —Dice entre sollozos —Perdón...

Sorpresivamente, el pequeño se levanta para saltar a los brazos de Vesta y aferrarse con fuerza sin dejar de lado su llanto. En respuesta, Vesta le corresponde el abrazo y soba su espalda con una mano, mientras que con la otra acaricia su cabeza con suavidad.

—Tranquilo, pequeño. Todo está bien...

A escasos metros de la joven, Borja permanece de pie observando la escena antes de simplemente voltear a ver al hombre que continúa en su lugar mientras lo mira.

—Sabes tan bien como yo que estará bien, amigo mío.

—No era necesaria tu prueba para que vieras qué camino tomaría Vesta, Valko —El hombre sonríe ante aquella respuesta.

—No era solo una prueba para ella. También lo era para tí —El demonio lo observa confundido —Dejaste que Vesta actuara y te mantuviste al margen. Confiaste en su juicio; y a pesar de saber quién es ese niño, la dejaste controlar la situación.

—No comprendo a dónde quieres llegar con esto —El hombre mira a la joven que se levanta con el pequeño entre sus brazos.

—Eres conciente de que Vesta puede tomar buenas decisiones sin la necesidad de que debas interferir, Borja. Tú la proteges tanto como yo lo habría hecho si estuviera vivo. Necesitaba ver tu reaccion antes de partir.

—¿Solo te irás así nada más? Vesta te necesita.

—Amigo mío, en primer lugar, yo nunca debí formar parte de tí; y sabes tan bien como yo, que el que Vesta llegara al bosque de los demonios fue una increíble coincidencia.

—Yo...

—Aprendiste algo que no muchos demonios logran hacer, Borja. Aprendiste a querer. Aprendiste a querer a Vesta sin la necesidad de que yo tuviera que interferir.

—Borja...

El demonio ve a Vesta acercarse con el niño, quien permanece con la mirada fija en los ojos amarillos que lo reflejan a él y a la chica. Al igual que Vesta, el pequeño Stolas no le teme a la calamidad.

—Sé que lo lograrán —Valko llama la atención de todos —Pero necesito mostrarles algo antes de que me vaya, antes de que despierten.

—Padre...

Sin dejar que Vesta continúe, el hombre los hace mirar hacia una zona negra del bosque, en la que poco a poco parece enseñarles algo. A ellos mismo y a los demás.

—¿Tías Remena y Ryuka? —Balbucea la joven.

—No... —Dice el demonio al ver lo que ocurre ante sus ojos —¡¿Qué es...?!

—Confíen el uno en el otro —Dice el hombre con una suave sonrisa —Confíen en ustedes mismos. Y lo más importante, sean fuertes como lo han hecho hasta ahora.

—¡Padre...!

—¡Valko!

—Despierten...

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El Bosque De Los demonios (3): La Búsqueda De Vesta Where stories live. Discover now