Capítulo 15

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Al estar todo listo, Fey espera que sus nuevos acompañantes se acomoden en la carreta para comenzar a moverse.

—¿Listos? —Fey nota los distintos ánimos de todos y decide no esperar respuesta alguna —Vámonos entonces...

Todos guardan silencio buena parte del camino hasta que Vesta se queda viendo el pueblo al que se acercan.

—Pasaremos la noche en uno de los hostales. No se preocupen por los gastos, yo pagaré todo. Nos desviamos un poco del camino pero lo retomaremos mañana.

—No hay muchas personas fuera —Murmura Vesta.

—No, este pueblo trabaja mucho durante el día; y al caer la noche se van a descansar. En general, Tirish es un pueblo muy tranquilo.

—Parece que sabes mucho estos lugares.

—Claro que sí, viajo mucho desde hace unos 6 años. Hasta me atrevería a decir que no necesito un mapa para saber en dónde estoy parado.

—¿Dejaste a tu familia atrás para viajar? —Borja pone atención a la pregunta de Vesta.

—Bueno, fue difícil al principio; pero era algo que quería hacer. Yo quería conocer el mundo y en casa no iba lograr hacerlo. Así que cuando cumplí 15 años, salí de casa con Kur.

—Ya veo...

—Fue difícil separarme de mis padres y mis hermanitos; pero lo entendieron.

—¿Qué cosa?

—Qué yo escogí mi camino para buscar mi propósito.

"Propósito", aquella palabra hace que Vesta vuelva a pensar en aquella pregunta ¿Cuál es su propósito?

—¿Y lo encontraste? —Pregunta Vesta —Tu propósito.

—Yo diría que sí. Por eso hago lo que hago. Busco personas desaparecidas porque me gusta ver que le devolví la felicidad a alguien más —Alza la mirada al  cielo —Me habría gustado que alguien hiciera lo mismo que yo hago por nosotros cuando mi hermano menor desapareció hace unos 10 años.

Un largo silencio envuelve a todos hasta que por fin entran al pueblo. Vesta permanece con la mirada en el piso de la carreta mientras Borja continúa mirándola en silencio.

—Pasaremos la noche en este lugar. Llevaré a Kur al establo. Ahora vuelvo —Nota la curiosidad en los bellos ojos de Vesta —¿Quieres venir?

—¿De verdad? —Fey extiende su mano hacia Vesta. Pero tan pronto como lo hace, nota la mirada fulminante del hombre.

—Descuida, volvemos enseguida.

Vesta voltea a mirar a Borja con una expresión de anhelo. De verdad quiere hacerlo.

—Como quieras —Responde secamente mientras desvía la mirada.

—No tardamos —Dice Vesta al notar la reacción de Borja para luego tomar la mano de Fey y seguirlo junto a su caballo.

En cuanto Vesta se aleja, Borja deja suspira con pesadez. Se da cuenta de la presencia de Mirilia; pero no le presta atención alguna.

—Lo está haciendo... —Murmura.

—¿Qué fue eso? —Se asoma Lonch por una de las sombras.

—Vesta parece interesada en ese humano —Continúa Lanch.

—Es curiosidad —Dice Mirilia —Todo esto debe de ser nuevo para ella. Es normal que a los humanos les llame la atención lo nuevo y diferente. Es algo llamativo para ellos

—¿Qué podría ser más llamativo que nosotros? —Pregunta Lonch. —¿Qué piensas Lanch? ¿Lanch?

...

Ya en el establo, Fey obseva la expresión de fascinación en el rostro de Vesta, que no hace más que mirar cada rincón del lugar.

—¿Nunca habías visto uno? —Vesta lo mira —Un establo. Aquí es donde durmen los caballos.

—Nunca había visto un caballo, o una ciudad...

—¿De verdad? —Vesta asiente algo avergonzada —Nunca habías salido de tu hogar.

—Nunca había pensado en salir de mi hogar. No quería dejar a mi familia...

—Tu padre parece muy sobre protector contigo. Ha de quererte mucho por como te protege.

—Sí, supongo que tienes razón. Yo también lo quiero mucho. Después de todo, ha hecho mucho por mí desde que...

—No tienes que recordarlo si no quieres. Entiendo lo duro que es perder a un miembro de tu familia.

Vesta se queda un momento observando uno de los caballos, aquella criatura le parece tan hermosa, que no duda en acercar su mano con suavidad hasta posarla en la frente del animal.

Por su parte, Fey observa a la joven en completo silencio mientras ordena torpemente el lazo de su caballo en su mano. Cada minuto que pasa junto a ella, le parece cada vez más encantadora e inocente. ¿Qué hace que se interese tanto en ella? ¿Por qué su mirada le parece tan hechizante cuando la ve directamente a esos bellos ojos?

—... Fey... Fey —La voz de Vesta lo saca de sus pensamientos. —¿Volvemos?

—Claro, discúlpame, estaba pasando en algo.

La sonrisa de la chica es lo último que termina por encantar a Fey, quien solo comienza a caminar rápido para combatir con aquel extraño nerviosismo que lo invade de repente.

—Contrólate, Fey. No lo arruines esta vez. —Dice sin darse cuenta de que alguien oculto entre las sombras lo escucha.

El Bosque De Los demonios (3): La Búsqueda De Vesta Donde viven las historias. Descúbrelo ahora