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Una fiesta

La sola idea de verse rodeada de gente alocada, bebiendo alcohol e ingiriendo sustancias nocivas, no, esa no era su idea de pasar el rato un fin de semana, no para Lucía Riddell, debía mantener la compostura.

Después de darle aquella absurda invitación, su prima abandonó su casa desapareciendo con su novio en su lujoso auto.

Lucía ya tenía confirmado que ese chico estaba loco, como se le ocurre tocarla de esa manera tan... indecente, sera la prima de su novia por el amor de Dios, no tiene pavor, es un mujeriego, un lunático típico chico malo.

No sabía que le veían a ese enfermo, o sea, no le gustaría estar con un chico que todos sus poros desbordaran peligro por donde quiera que lo vieras, incluso su aroma huele a peligro, destrucción...maldad.

No, ese no es y nunca será su tipo de hombre.

Lucía había terminado de darse una caliente ducha, aunque el frío estaba desaparecido un poco, aún se  podía sentir la temperatura baja.

Se colocó su ropa interior que consistía en un juego de sujetador y bragas de ositos, si,  muy infantil y ñoño de su parte que era una chica recién ingresada a la universidad por así decirlo. Y su pijama de dos piezas un pullover y pantalón de algodón con corazones rosas.

Se dirigió hacia el espejo donde, en el tocador ya un poco viejo estaba el peine, lo tomó y comenzó a desenredar su húmedo cabello.

Aún tenía la sensación de su cercanía en su cuerpo, su aroma, esos iris clavados sobre los suyos y esa aura de peligro que lo caracterizaba.

Dejó de desenredar su cabello cuando sus mejillas tomaron un color rojizo, y no fue debido al ligero frío que había en el ambiente.

Aún conservaba la sensación de su....miembro en su mano, miró su mano mientras colocaba el peine de nuevo en su lugar, no sabía porque había hecho eso ni conocía sus motivos pero algo bueno no puede ser.

Diez en punto, esa era la hora que marcaba el reloj de pared, aún tenía tiempo antes de ir a dormir. Se sentó sobre mi cama con los libros de mi asignatura rectora "Derecho Romano ", tenía que estudiar mucho si quería aprobar este curso con buenas calificaciones.

Comenzó tomando apuntes y cualquier dato que le sirviera para hacer una guía y estudiar más rápidamente. Treinta minutos después había terminado.

Cerró el libro, la libreta y los colocó sobre el escritorio, aveces estudiar la dejaba exhausta, se acomodó sobre su cama dispuesta a dormir, estiró su brazo hasta la mesita de noche para apagar la lámpara, quedando todo en oscuridad.

Lucía se cubrió con las mantas quedando bien acurrucada y calentita, cayendo así en los brazos de Morfeo.


Al otro día

La mañana estaba fresca, había un poco de aire pero ya no había tanto frío, Lucía se había colocado una sudadera holgada y unos jeans azules con sus tenis blancos. Se dirigía hacia su primera clase, su vista se movía por todo el lugar buscando a Mina, pero no había rastro de ella, como si estuviera desaparecida.

Se detuvo a medias cuando subía las escaleras, quedándose petrificada en su lugar, Víktor venía contrario a su dirección con su penetrante y escalofriante mirada posada sobre ella.

Un ligero temblor recorrió su cuerpo cuando paso por su lado, no sin antes deslizar su mano por su cintura, dándole escalofríos, lo miró asustada en un lapso de segundos cuando descendía por las escaleras.

Las curvaturas de sus labios se alzaron maliciosamente a la vez que gesticulaba unas palabras que no pudo comprender.

Su enorme y musculosa figura fue desapareciendo de su campo de visión a medida que se alejaba de ella, no sin antes susurrarle unas palabras a una chica que al parecer de Lucía, desprendía su misma aura sacándole a esta una coqueta sonrisa a la vez que tocaba su trasero y después desaparecía, como el viento. No se movía, aún estaba como en un tipo de trance, shock, no sabría cómo describirlo. Este chico está enfermo, no tiene valores, le estaba siendo infiel a su prima, en la misma universidad!!

Si que no tenía vergüenza ni pudor alguno, era un malnacido. Retomó su camino después de salir del estado de... shock?

Ingresó al aula, aún no había nadie, así era mejor, podía ocupar asiento en primera fila, dejó sus libros sobre la mesa para marcar territorio, porque sí, no le gusta que le quitaran el asiento de primera fila, le desagradaba la sola idea de sentarse detrás.

Lucía se sentó y comenzó a estudiar hasta que marcara la hora de clases. Estaba sumergida en sus estudios que no se había percatado que alguien estaba sentado justo a su lado mirándola fijamente.

Alzó la mirada y la giró hacia su lado solo para llevarse la sorpresa de que aquella bestia andante era el que estaba sentado a su lado.

Ahogó un grito al verlo tan cerca de ella, como siempre un cigarro estaba entre sus dedos impregnando el ambiente con esa sustancia tóxica que daña a todo aquel que la inhale.

Lucía lo miró tímidamente, si que su presencia le causaba pavor, miedo, tenía un horror inmenso hablarle y que la mandara a freír espárragos pero, no pensará quedarse así todos el día... mirándole?

- Necesitas algo? - susurró tímidamente

Sus ojos siguieron el movimiento de esa lengua cuando salió de su boca para humedecer sus labios, un piercing adornaba la punta de esta con dos bolas plateadas, no sabía esa moda de los piercing ni que sirvieran para algo...o si?

No obtuvo respuesta de su parte, al contrario, llevó el cigarrillo hacia sus labios dándole una calada y soltando el humo en su rostro. Tosió y agitó su mano delante de su rostro dispersando el humo.

Una sonrisa arrogante adornó sus labios, un fuerte apretón en su muslo por parte de él le hizo dar un brinquito en el asiento, su enorme mano abarcaba todo su muslo, y aunque tuviera un pantalón podía sentir el tacto de esta quemar su piel.

- Te quiero esta noche en la fiesta Riddell, no quiero peros.

Su gruesa voz la hizo temblar, lo miró levemente, no podía cumplir lo que le pedía, hoy es lunes y mañana hay universidad, no podía darse el lujo de ir a fiestas días entre semanas.

- Mañana hay universidad - susurró miedosa

- Me importa una mierda Riddell - gruño en su oído y apretó más fuerte su muslo sacándole un gemido de dolor - quiero ver tu punto trasero gordo en la fiesta.

Trasero gordo?

El rostro de Lucía debió ser un poema en esos momentos y además que debía estar rojo como un tomate, no tenía pelos en la lengua, esa es otra característica de él, te dice lo que piensa sin importarle si te gusta o te lastima y en ese caso, hace lo que quiera, es el dios, el amo, el rey de aquí, nadie lo juzga, nadie lo contradice, hace que todos los respete a donde quiera que vaya, ya sea a las buenas o a las malas, él hace lo que desea y en este caso..... ella no sabría decir cuál de las dos la estaba obligando cumplir.

- O a caso quieres que te acuse de dañar mi auto? - dijo burlón - y créeme - se acercó a su rostro - vas a tener que poner tu culo virgen en venta para pagarme los daños ocasionados Riddell y a mi parecer...eso no te conviene - río arrogante

La tenía entre la espada y la pared, eso es un chantaje, la tenía chantajeada, a su merced, la tenía en la palma de su mano, como una marioneta siendo manipulada por su creador, no podía negarse a nada.

- Iré...- susurró

La mano de Víktor abandonó su muslo a la vez que se paraba con una media sonrisa de pura maldad mientras acariciaba su cabello como si de un perro se tratase.

- Eso es - sonrió - eres una buena chica Riddell - río - buena chica...











Continuará....

" Los secretos de una Bestia " ||1er Libro ✔️Where stories live. Discover now