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El parecido que compartía con la mujer del retrato era sorprendente, aunque debía admitir que la doncella retratada reflejaba unos rasgos más finos y delicados, era como una princesa de cuentos de hadas, la tiara de flores blancas dándole un aire angelical, su mirada de inocencia, sus rosadas mejillas y sus labios rojos como la sangre, era una bella mujer.

El parecido que compartía con la mujer del retrato era sorprendente, aunque debía admitir que la doncella retratada reflejaba unos rasgos más finos y delicados, era como una princesa de cuentos de hadas, la tiara de flores blancas dándole un aire ...

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Lucía se acercó con curiosidad hacia el retrato donde en la parte baja de este había una dedicatoria más la firma del pintor que había retratado a tan bella mujer.

Para Catalina de Baltazar
Leonardo da Vinci. Francia año 1501

Lucía quedó sorprendida con el autor de dicha obra, el pintor italiano, muy famoso por sus obras e ingenio, leyó una vez más la dedicatoria, fijándose en el nombre del hombre, de seguro era el señor que estaba retratado en todos esos cuadros.

Un mal presentimiento se instaló en su pecho cuando observó con detenimiento el collar que colgaba del cuello de Catalina, y un flashback se apoderó de su mente, una casa en llamas, gritos de agonía por todas partes, el llanto de unos niños y un cadáver...y mucha..mucha sangre a su alrededor.

- Esa es nuestra señora Catalina a sus 24 años de edad....

Aquella voz la hizo salir de su mente haciendo que girara su cuerpo a la velocidad de la luz asustada, llevó sus manos a su pecho y sus ojos casi se salían de órbita, ante ella se encontraba un señor de avanzada edad, con ligeras canas en su cabello y su piel ya marcada por los años, lucía un traje de mayordomo y su actitud reflejaba finura y clase.

- Lo siento yo....

- No tiene por qué disculparse señorita Lucía - sonrió para ella - la hemos estado esperando....

El desconcierto era más que evidente en el rostro de Lucía, no comprendía nada de lo que estaba sucediendo a su alrededor, quién era él?......quién la estaba esperando?

- Como sabe mi nombre? - preguntó asustada - quién es usted?

- Se mucho sobre usted señorita Lucía...y contestando a su pregunta mi nombre es Walter

- Disculpe señor Walter - hizo una pausa - pero yo no debo de estar aquí....deben haber cometido un error, yo necesito irme.....

- El parecido es impresionante no crees? - la ignoró - nuestro amo no se equivocó con usted - la miró - eres la indicada...

Lucía cada vez comprendía menos, el señor estaba loco eso era más que evidente, no decía nada coherente, ella no pertenecía a ese lugar, lo sabía, necesitaba obtener respuestas y él se las daría.

- Disculpa Walter - obtuvo la atención de él - necesito hacerle unas preguntas...puedo?

- Le responderé siempre y cuando esté a mi alcance....

Bien, por lo menos tenía ventajas de que le conestara unas cuantas preguntas.

- Sabes quién soy? - hizo una pausa - digo...que estoy haciendo en este lugar...

Una pequeña sonrisa surcó los labios del anciano - usted es la lady de la casa, su estadía aquí es muy importante para nosotros....y para el amo.

Cada vez Lucía comprendía menos de que iba todo este rollo, su cabeza comenzó a doler cuando intentó recordar cómo había llegado a ese lugar, una mueca de dolor se formó en sus labios captando la atención de Walter, el mayordomo se acercó hacia ella preocupado sujetándola por los brazos.

- Se encuentra bien my lady - sonó preocupado - necesita descansar, aún no está recuperada del todo - la miró - espéreme aquí iré a prepararle un baño de agua caliente..

Las manos de Walter abandonaron su cuerpo alejándose de ella, emprendiendo camino hacia alguna parte de esa enorme casa, desapareciendo entre la penumbra de los corredores.

Lucía se fue recuperando de a poco, su dolor se fue calmando lentamente, su mirada se dirigió hacia ambos extremos de los corredores, comprobando que no había nadie próximo a ella.

Sus piernas se movieron por si solas acercándose hacia un gran umbral del corredor, nadie la convencería de quedarse en ese lugar, le daba escalofríos de solo imaginárselo.

Su cuerpo traspasó el umbral dejando un tenue suspiro atrás, el Sol se había puesto por completo dejándola en total oscuridad, no sabía en qué parte de la casa estaba ya que no podía ver más allá de sus narices, como pudo fue dando lentos pasos hacia delante hasta que prácticamente choca contra algo.

Estiró sus manos palpando la superficie, sus ojos se abrieron cuando descubrió que se trataba de una puerta, con desesperación accionó la manija esperanzada de poder salir de ese escalofriante lugar, el sonido de la puerta abriéndose le dió un motivo más para continuar avanzando.

Ingresó a la estancia cerrando la puerta detrás de ella, todo estaba en total silencio, al contrario de las demás habitaciones estaba estaba tenuemente iluminada por unas velas en apliques y encimeras.

Lucía lo observó todo a su alrededor, varios cuadros de retratos adornaban las paredes, la pintura era de un color oscuro, como un gris dándole un toque más lúgubre y siniestro a la recámara, aparte de jarrones y cofres, en el suelo había una larga alfombra roja que te guiaba justo hacia un altar...

Espera ....altar??

La mirada dudosa de Lucía se posó en aquel tétrico sitió, sobre varios escalones se hallaba un sarcófago, con distintos relieves de calaveras y cuervos, aquello la alertó, solo podía sentir el palpitar de su corazón, un ruido le puso los pelos de puntas haciendo que diera un pequeño brinco en su lugar.

El sarcófago se comenzó a mover, la tapa se fue desplazando hacia un costado dándole paso al ente que ocupada dicho lugar, los nervios de Lucía se pusieron de punta al instante, como pudo giró la manija de la puerta intentando salir pero la manija no accionaba.

Un curpulento cuerpo se fue alzando desde la oscuridad, había terminado su eterno descanso, pues su mujer había regresado, aquel aroma a jazmín llegó a sus fosas nasales haciéndolo suspirar de excitación, podía sentir el palpitar de su corazón y como las venas bombeaban sangre a todo su sistema.

Aquella criatura puso un pie fuera del ataúd dispuesto a acercarse a su mujer y hacerla suya, cuántos siglos había esperado para hacerlo, el saber que estaba delante de ella, poder sentir su delicioso aroma.

Lucía sintió una fuerte presencia a sus espaldas más contuvo la curiosidad de girarse, no quería verle la cara a su presunto asesino si es que iba a morir, su cuerpo temblaba de los nervios, sus manos sudaban y la hacían ver torpe...el pánico se apoderó de ella.

Cómo pudo giró su cuerpo con lentitud cuando sintió un fuerte aspiración justo detrás de su nuca, su cuerpo se quedó rígido cuando tuvo que alzar la vista y se topó con aquellos intensos ojos inyectados en sangre, una sonrisa macabra se formó en los labios del desconocido que la hizo palidecer.

- Catalina....






































Continuará.....

" Los secretos de una Bestia " ||1er Libro ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora