Neville Longbottom y Sophie Weasley son mejores amigos. Han compartido lágrimas, promesas y risas.
Ambos se aman, pero solo como amigos.
Ambos sueñan con el otro, pero solo como amigos.
...¿no es así?
La verdad es que están enamorados.
Pero ambos...
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El viernes después de la comida me despido de mis amigos y me voy directo al campo de Quidditch, el equipo no ha llegado todavía pues los cité hasta las 4:00 de la tarde para practicar antes de las pruebas.
Me dirijo a la oficina del capitán, que se encuentra justo al lado de los vestidores. Luce más como un armario que una oficina, es de tamaño diminuto y tiene un escritorio de madera que abarca casi todo el lugar, también hay un archivero que parece estar a punto de derrumbarse y una diminuta ventana en la parte superior de la pared principal.
Me coloco detrás del escritorio, analizando el entorno.
Nunca pensé que obtendría el puesto de capitana este curso, tal vez es por eso que me cuesta aún aceptar la realidad que me rodea. Amo el Quidditch, desde que Bill y Charlie me enseñaron a montar en escoba cuando tenía 4 años difícilmente me encontraban haciendo otra cosa además de jugar. Charlie era el único que jugaba conmigo cada que se lo pedía, no importaba si estaba rodeado de tarea, si estaba cansado o si simplemente no tenía ganas de hacerlo, él siempre estaba ahí para hacer de guardían.
Suelto una carcajada al ver un retrato del rostro de Oliver Wood en uno de los cajones, tomo el pergamino que esta junto a el.
"Si no ganas la Copa de Quidditch este año, me encargaré de mandarte bombas fétidas todas las mañanas por el resto de tus días.
Con amor, Oliver."
Hago un recordatorio mental de mandarle una lechuza uno de estos días. A pesar de ser un capitán muy estricto, Oliver era un gran amigo y definitivamente lo extrañaré en los entrenamientos.
Después de ponerme mi túnica de Quidditch, doy un par de vueltas corriendo y analizo el entorno del campo, verificando que todo esté en condiciones para las pruebas y que no llegue a ocurrir ningún accidente. Una vez me aseguro de que todo está en orden, me monto en mi Barredora 11 y vuelo en los alrededores, más por placer que por obligación, hasta que los primeros miembros del equipo comienzan a llegar.
