Neville Longbottom y Sophie Weasley son mejores amigos. Han compartido lágrimas, promesas y risas.
Ambos se aman, pero solo como amigos.
Ambos sueñan con el otro, pero solo como amigos.
...¿no es así?
La verdad es que están enamorados.
Pero ambos...
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—Tal vez...deberíamos parar. —la voz de Neville suena entrecortada, y lanza un largo suspiro.
—Mmh...
Pero a pesar de sus palabras, no hace ningún movimiento para apartarme, sino que sus manos se entierran en mis caderas y me acercan más a él. Yo continuo con mi trabajo de repartir besos húmedos a lo largo de su cuello y mandíbula, paseando mis manos desde sus hombros hasta la parte baja de su cabello.
—Si...si Ron entra por la puerta soy hombre muerto. —consigue murmurar entre jadeos.
—Deja de pensar tanto. —digo antes de pegar mis labios con los suyos.
Sé que tiene razón, sé que en cualquier momento Ron, Harry, Dean o Seamus pueden entrar por la puerta del dormitorio y encontrarnos en una situación muy comprometedora, pero me resulta difícil concentrarme en eso cuando sus besos se sienten tan bien.
Después del desastroso entrenamiento y la inesperada charla con Malfoy, lo único que necesitaba era pasar tiempo de calidad con mi mejor amigo. Ninguno de los dos pensó que al subir a su dormitorio terminaríamos de esta manera; yo sobre su regazo mientras nos besamos hasta quedarnos sin aliento.
Doy un respingón al sentir la mano de Neville introducirse debajo de la camiseta de mi pijama, afortunadamente la deja quieta a la altura de mi cintura. Aún me parece pronto para avanzar hasta ese punto.
Nos separamos apenas unos centímetros para poder respirar, momento que Neville aprovecha para acariciar un poco mi labio inferior con su lengua y yo suspiro frente a su boca cuando me lo muerde con delicadeza.
—Deberíamos parar. —ahora soy yo la que trata de recuperar la conciencia.
Ahogo un jadeo cuando sus labios abandonan los míos y se desplazan hacia mi mejilla, arrastrando los besos hasta la parte alta de mi cuello. La mano que se encontraba en mi cadera se mueve a mi mejilla.
