capítulo 33

3K 306 736
                                    

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

━━━━━━━※━━━━━━━

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

━━━━━━━※━━━━━━━

La profesora Umbridge me observa con su falsa sonrisa de amabilidad, esa que la hace lucir como una completa y total demente, y me entrega una pálida galleta de chocolate junto con una taza de té.

—Vamos, querida. —dice empujando la taza hacia mí. — Tu castigo ya ha terminado, puedes quedarte un momento conmigo mientras charlamos un poco y tomamos el té, ¿te parece?

La herida sangrante en el dorso de mi mano escuece como un vivo recordatorio de la maldad de esta mujer. Sacudo la cabeza firmemente, mirándola con decisión y sin temor.

—Viniendo de usted lo más probable es que el té esté envenenado. —digo secamente, cuadrando aún más mis hombros.

La sonrisa de la profesora Umbridge decae, puedo ver la furia inundando su mirada.

—Cuide su tono, señorita Weasley. —agrega con esa voz chillona, curveando las cejas y haciendo una horrible mueca. —No querrá que añada otra semana de castigos, ¿verdad? Escuché que ya se ha perdido dos entrenamientos de Quidditch y a su equipo le está yendo increíblemente mal.

Esto último lo dice con malicia, recordándome que ella es la causante de que ni Fred, George o Harry sigan formando parte del equipo. A pesar de su amenaza, no me ablando.

—Toma asiento y bebe té. —dice en una orden.

Me siento lentamente en la silla frente a su escritorio, aunque muy apenas y apoyo mi trasero sobre la orilla, lista para salir corriendo en cuanto sea necesario.

—El té. —repite de nuevo, con esa sonrisa desagradable.

—No tengo sed. —contesto secamente.

Sus ojos brillan molestos, y el parpado le comienza a temblar con furia contenida haciendo que una risita salga de mis labios.

—¿Qué te parece gracioso? —ladra con brusquedad, abriendo aún más los ojos. —¿Acaso necesitas más horas escribiendo para que recuerdes que no debes ser maleducada?

courageous| neville longbottomWhere stories live. Discover now