19 de julio de 1995: Joyland Jedenth

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19 de julio de 1995: Joyland Jedenth

- ¿Qué fue eso? -la voz de Bridget era temblorosa

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- ¿Qué fue eso? -la voz de Bridget era temblorosa. Sus ojos viajaban, del espejo, hasta su hermana.

-No lo sé.

-Si no respondes, te juro que no te volveré a hablar en toda mi maldita vida. -susurró Brid, sus ojos delataban que estaba profundamente enojada.

-Cálmate Brid...no sé qué fue lo que viste...

- ¿No lo viste tu?

-No...no vi nada. Creí que no había funcionado...

- ¿A quién le estábamos hablando Deméter?

-Bridget...

- ¡¿A quién mierda le estábamos hablando?!

Dem abrió los labios. Estaba terriblemente pálida. Bridget sentía la sangre bullendo dentro de sus venas.

Antes de que Deméter pudiera responder, la puerta se abrió de golpe, dejando entrar la luz del pasillo.

Las velas se apagaron por la brusquedad del aire que entró, y entre las potentes luces del pasillo, Bridget vislumbró una silueta.

La señora Baudelaire.

- ¿Qué están haciendo aquí encerradas? -la voz de Baudelaire era temblorosa y....extraña. Bridget se acercó a Deméter, olvidando por completo sus acusaciones. Temía más por Baudelaire que por el espejo.

-Señora Baudelaire...

Los ojos de la mujer viajaron por todo el cuarto de baño. Desde el vapor del agua de las regaderas cerradas, hasta las velas esparcidas por el lavabo, apagadas.

-No puedo creerlo. -comenzó la mujer.

-Señora Baudelaire...

-Quise ignorar su comportamiento. -continuó Baudelaire.

-No estábamos haciendo nada malo...-Dem encontró la mano de Bridget entre la penumbra y la sujetó. Quería protegerla. A toda costa.

- ¿Nada malo?¡¿NADA MALO?!

-Señora Baudelaire...

-Siempre supe lo que eran...siempre lo supimos. Pero creía que ustedes desconocían esa información.

- ¿De qué habla señora Baudelaire? -Bridget apretó los labios. Sentía el corazón latir a mil por segundo. No lo comprendía. No comprendía nada.

- ¿Tu hermana Deméter no te lo ha dicho? Tal parece que, de las dos, ella es la que está enterada de todo.

- ¿De qué habla, Dem? -su voz terminó de cortarse. Sintió los dedos de Deméter apretar con más fuerza su mano. No se veía bien. Sentía, dentro de su pecho, un sentimiento ajeno a ella. Era Deméter. Estaba sintiendo su miedo.

LOS BRUJOS DEL NOCTUM ©Where stories live. Discover now