20 de julio de 1868: Fugitivo del tiempo

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20 de julio de 1868: Fugitivo del tiempo

El choque de sus dedos hizo que Bridget regresara del viaje mental en el que se había montado

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El choque de sus dedos hizo que Bridget regresara del viaje mental en el que se había montado. Joyland la miró un momento desde el otro lado. Estaban ambos rodeando a un inconsciente Demetrie. Joy inclinó la cabeza.

- ¿Sucede algo? -su voz era rasposa. Bridget sentía su sangre correr con premura.

- ¿1868? -su voz salió a trompicones, escalando por su reseca garganta.

-A veces detesto que Demetrie me haga pasar por estas cosas. -susurró Joyland. Sus dedos se apartaron de los de Bridget con un movimiento nervioso. Las chispas de estos se esfumaron y la sangre de la herida de Demetrie dejó de chisporrotear. ¿Había cerrado la herida? Bridget apretó la mandíbula.

- ¿Cómo hiciste eso? -preguntó con un hilito de voz. - ¿Cómo lo sanaste?

Joyland sonrió con debilidad. Sus largos rizos negros acariciaban su pálida piel. Tenía unos afilados pómulos cargados de sombras. A pesar de ser de día, el lugar estaba rodeado de oscuridad. Un solo candelabro iluminaba precariamente las columnas, y los tres chicos se encontraban en el centro.

- ¿Esto? -preguntó Joy, con un chasquido de dedos, las motitas de fuego azul centellearon en sus dedos.

-Sí. -su voz era temblorosa.

-No sabes nada ¿Cierto? -Joy sonrió con ironía y Bridget asintió. ¿Tenía que saber algo?

- ¿Puedes decirme? -la pregunta estaba recubierta de una fantasiosa esperanza. Joy pasó saliva. Detestaba que lo hicieran pasar por aquello. No era la primera vez que alguien inocente pedía respuestas a preguntas que no estaba en posición de responder.

- ¿Por qué tendría que ayudar a quien me llamó "hijo de puta"? -preguntó Joyland con una sonrisita. Bridget entrecerró los ojos.

-Vaya que lo eres. -susurró la chica. -O me respondes lo que estoy preguntando...o despídete de tu tonto amigo. -bufó Bridget.

Joyland frunció la frente.

- ¿Qué podrías hacerle tu a alguien como Fliends? -preguntó el chico. La sonrisa no abandonó su rostro, no hasta que Bridget se abalanzó sobre Demetrie, metiendo las manos en su abrigo, de donde extrajo la daga que tantos problemas había ocasionado. La daga de Demetrie Fliends, con la empuñadura de oro, delgaducha, se acomodó perfectamente en su mano. Joyland relajó el rostro cuando la chica acomodó la daga sobre el cuello de Demetrie.

-Hay tantas cosas que podría hacerle a alguien herido.

-Eres una perra. -susurró Joyland. A pesar del insulto, el chico la miraba de una extraña manera. Casi con ¿Admiración? Bridget no relajó la mano, ni su cuerpo. En posición de atacar, no se iba a dejar llevar por las extrañas miradas del muchacho.

-Responde... ¿Cómo hiciste eso con tus dedos? -preguntó la chica, sin despegar sus ojos de los de Joy.

-Mis dedos son poderosos, cariño...-susurró el chico y la sonrisa volvió a él, dejando ver sus afilados dientes. - ¿Quieres que te lo demuestre?

LOS BRUJOS DEL NOCTUM ©Where stories live. Discover now