5 de agosto de 1868: Ritual de almas errantes.

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5 de agosto de 1868: Ritual de almas errantes.

La sala común estaba abarrotada de rostros desconocidos que la miraban con rostro para nada amigable, pero entre la bruma de demonios, encontró dos de ellos que la hicieron sonreír

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La sala común estaba abarrotada de rostros desconocidos que la miraban con rostro para nada amigable, pero entre la bruma de demonios, encontró dos de ellos que la hicieron sonreír. Se acercó a Donna y Danno con premura y tomó asiento donde ellas se encontraban. Donna estaba leyendo un libro mientras Danno utilizaba una vieja máquina de coser que funcionaba con magia.

-Necesito su ayuda. -susurró Bridget, tratando de que nadie más escuchara lo que estaba a punto de pedirles.

- ¿Estás bien? -preguntó Donna, dejando de lado el libro que leía con suma intriga.

-Sí. Soy nueva en estas cosas, pero hay algo que necesito hacer.

-Sospecho que Demetrie y Joyland no deben saber sobre esto. -dijo una sonriente Danno.

-Estás en lo correcto. -aseguró Brid, frotándose las manos con nerviosismo.

- ¿Qué es lo que necesitas? -preguntó Danno. Su voz arrastraba un tono infantil. Era realmente adorable, con sus rizos plateados y sus ojos verdes amarillentos.

-Vi a mi hermana, a Deméter, hace unos días. Necesito verla de nuevo, pero no ha aparecido otra vez. Quiero preguntarle qué es lo que está sucediendo, si esto es real y si Dem y Joy son buenas personas.

Danno la miró en silencio un momento.

-Son buenas personas, pero comprendemos tu necesidad de encontrar respuestas. Cuenta con nosotras. -Danno sonrió y Donna se levantó de un salto.

-Hace días que no hago un ritual. Tengo miedo de olvidar cómo se siente.

- ¿Quieres hacerlo ya? -preguntó Danno.

Bridget asintió sin pensarlo dos veces y entonces las gemelas la tomaron de las manos y la arrastraron con ellas al pasillo en penumbra.

-Conocimos a Deméter. -susurró Donna. -Una chica demasiado extraña, en mi opinión.

-La última vez que la vimos, nos obsequió un chocolate. Lucifer sabe que el chocolate no es bueno para los gatos.

Bridget soltó una risita.

-Deméter no prestaba atención a lo que hacía. -pensó en ella un momento. Se preguntó si realmente conocía a su hermana y llegó a la conclusión de que Deméter era un manto de mentiras y misterios. Tras su muerte, sus secretos bien podrían quedar enterrados junto con ella, pero tenía la esperanza de que con aquel ritual sus dudas se disiparan.


Los pálidos y larguchos dedos de Danno eran ligeros pero seguros. Entre estos sujetaba con sutileza una vela, mientras acomodaba está en un extremo de la estrella que Donna había dibujado con su propia sangre.

Las chicas habían apagado las antorchas de su habitación y la oscuridad las rodeaba, reinando a su alrededor como si estas fueran simples mortales. Y lo eran. Bridget apretó la mandíbula, las chicas le habían dicho que se quedara a una distancia prudente, pues aún Joyland no le hablaba sobre rituales de magia negra. Cuando ese nombre fue pronunciado por los labios de las gemelas Brid sintió las inmensas ganas de regresar a su habitación, tirarse sobre el joven y gritarle que era un imbécil. Aunque creía que ya lo había hecho.

LOS BRUJOS DEL NOCTUM ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora