6 de agosto de 1868: La hoguera del espejo y el presagio de un Jedenth.

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6 de agosto de 1868: La hoguera del espejo y el presagio de un Jedenth.

6 de agosto de 1868: La hoguera del espejo y el presagio de un Jedenth

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Abrió los ojos. Había cruzado el espejo. Pero la academia no fue lo que se presentó ante ella. Estaba sola, a excepción de aquellos rostros encapuchados que habían acudido en sus pesadillas.

Quiso moverse, pero entonces se dio cuenta de que algo no andaba bien. No podía efectuar movimiento alguno, pues unas correas de piel la mantenían sujeta a una enorme hoguera apagada.

Bridget sintió su corazón latir desbocado. ¿Era una pesadilla? No lo creía... no creía que lo fuese. Había cruzado el espejo. El maldito espejo.

Se removió entre las correas, haciendo sangrar su cuerpo cubierto por un delgado camisón blanco. Sintió las mejillas arder.

Los rostros de los desconocidos se mostraban impasibles. Expectantes. Deseosos de ver consumir su vida.

Entonces la encontró. Encontró a lo segundo que más la aterraba en la vida: Baudelaire caminaba hacia ella por entre la multitud, con el rostro descubierto y una túnica blanca cubriéndola de pies a cabeza. Bridget se quedó helada.

-Has vuelto a mí. -la voz de la mujer era igual de fría como la recordaba. -Y ni siquiera tuve que esforzarme.

Bridget frunció la frente.

-Tu magia no funciona aquí. Estás intoxicada con las pastillas. -su voz perforaba la cabeza de la joven. Bridget se removió entre sus ataduras. Decir que estaba muerta de miedo era poco. - ¿Dónde está tu hermana? ¿Dónde está Deméter? -preguntó la mujer. Cada segundo se acercaba más a la chica de cabellos color fuego. - ¿O debería decir Demetrie?

Bridget sintió su sangre helarse. Sentía que seguía en el infierno, atrapada.

- ¿De qué habla? -su voz salió a trompicones. Aún sentía la caricia de Joy sobre sus labios...era imposible que se hubiese perdido en el tiempo con tanta facilidad. Comenzaba a sospechar que era eso precisamente lo que había sucedido.

- ¿Deméter no te lo dijo? -la mujer se posó bajo ella, a unos cuantos metros de la hoguera, pero lo suficientemente cerca para que el olor del fuego penetrara sus fosas nasales. Llevaba una antorcha en la mano enguantada.

-Deméter no me dijo muchas cosas. -escupió Bridget. Su cuerpo comenzaba a sentirse débil. Las ataduras impedían que su sangre circulara con naturalidad.

-Entonces no lo sabe. -gritó la mujer, girándose hacia los espectadores. Bridget sintió asco, por Baudelaire y por todos cuantos estaban ahí.

- ¿Qué mierda debo saber? -bufó la chica, removiéndose entre los bloques de madera y las cuerdas de piel.

Baudelaire se volvió a girar hacia la chica. El fuego de la antorcha se reflejaba en los ojos de Bridget.

-Que Demetrie y Deméter son la misma persona. -cuando lo dijo fue como si el tiempo se hubiese detenido. Pudo jurar que escuchó su corazón colapsar dentro de su pecho. Bridget no lo comprendía. No comprendía nada. Eso era imposible. No podía ser cierto. Sintió su cuerpo colapsar sobre ella. Alrededor de su alma. Baudelaire la miró triunfante, con una sonrisa cargada de superioridad.

Nunca en la vida había sentido tanto miedo y asco a la vez. Pero ver a Baudelaire frente a ella generaba sentimientos muertos nunca explorados.

No iba a permitir que la asesinaran. No esta vez.

Pensó en Deméter, en Demetrie.

El día del lago.

Todas las piezas encajaron como engranajes en su máquina de recuerdos e hicieron clic dentro de su cerebro. Era verdad. Deméter le había mentido miles de veces. Demetrie temía decirle la verdad... ¿Cómo le explicaría que estaba enamorado de su hermana?

Bridget sintió arcadas recorrer su cuerpo.

No se iba a dejar vencer. No iba a dejar que Baudelaire la viera ahí, tan vulnerable como solo podía ser Bridget, la chica que estaba tan lejos de la verdad que vivía en una voluta de mentiras.

Miró a Baudelaire. Las lágrimas habían parado. Ahora solo residía oscuridad alrededor de sus ojos.

-Es hora de pagar por tus crímenes. -bufó la mujer, quien llevaba un estúpido crucifijo en el cuello. Bridget la miró sonriente. Ese era el momento que había ansiado por mucho tiempo.

-Mi único crimen fue nacer. -mientras decía aquellas palabras, los recuerdos la golpeaban desde distintas direcciones. Era como si lentamente la Bridget de hacía diecisiete años se apoderara de su mortal cuerpo. Sintió la fuerza de ella correr por sus venas. Por su sangre.

-Espero que aprendas de tus errores.

Bridget sonrió. Lo recordaba. Claro que lo hacía.

Recordaba a Fliends, recordaba a Jedenth...recordaba a Deméter como un inusual peón en el ajedrez de los juegos demoníacos.

-Saludaré a tu Dios, de tu parte le diré que se vaya a la mierda. -cuando lo dijo, una sonrisa enmarcó su rostro. Baudelaire apretó la mandíbula. Era claro que aquella respuesta no le había agradado en lo absoluto. Su mano se acercó con premura a las maderas viejas. En un solo movimiento, la antorcha cayó de su mano y el fuego cubrió el cuerpo de Bridget.

Cerró los ojos y dejó que la imagen de aquella estrella de siete puntas acudiera a su mente. La saboreó entre los dedos. Sabía lo que significaba. Sabía lo que haría. Era tan poderosa que Baudelaire no tenía idea. El ardor recorrió su frente. Sangraba y esta sangre caía a trompicones por sus sienes. No había necesitado una corona de espinas esta vez para sangrar.

Solo había necesitado su poder.

En un abrir y cerrar de ojos, la runa del errante apareció en su frente, cubierta de sangre. Llamas de fuego salían por entre su piel.

La chica sonrió.

Tenía todo lo que necesitaba.

Se tenía a ella misma.

Entonces desapareció.

omg, no puedo creer que hayamos llegado al final

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omg, no puedo creer que hayamos llegado al final. muchas gracias a los que se quedaron, a los que se fueron y a los que recién llegarán. los amo demasiado, esta es una de las historias que más he disfrutado escribir. va dedicada a todos mis hijos gatunos y a mis lectores. los llevaré siempre en mi corazón. sean felices y hagan locuras uwu.

LOS BRUJOS DEL NOCTUM ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora