21 de julio de 1868: Corazón roto.

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21 de julio de 1868: Corazón roto.

- ¿Qué es esto? -preguntó Bridget mientras Demetrie sostenía la puerta y le daba paso

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- ¿Qué es esto? -preguntó Bridget mientras Demetrie sostenía la puerta y le daba paso. Joyland se giró hacia la chica, el demonio estaba dando vueltas en la habitación, revolviendo las mantas de las camas.

Era circular, con cuatro camas esparcidas por el recinto, todas y cada una de ellas adosadas y con columnas de madera tallada. En una de ellas había una montaña de libros y pelos de gato. Supuso que sería la cama de Joyland.

-Una habitación. -contestó Joy, tirándose sobre la cama recubierta de libros y dejando caer al suelo la mitad de ellos. Demetrie entró, cerrando la puerta tras su espalda.

-Eso ya lo sé. -Bridget se cruzó de brazos. -No puedo dormir con ustedes.

- ¿Porque somos chicos? -preguntó Joyland.

-Porque eres un imbécil. -aclaró Bridget y Demetrie soltó una risita. -Tú también, Demetrie. Besar a las chicas sin su consentimiento es de...

- ¿La besaste? -preguntó Joy con una sonrisa, sosteniendo su cuerpo sobre los codos.

-No quiero hablar sobre eso. -tajó Demetrie. -Dormirás con nosotros porque es más seguro así.

- ¿Seguro? No creo que nadie esté seguro durmiendo con un baboso como Joy.

-Vamos cielito, no te tocaría ni en un millón de años. -Joy se desabotonó la túnica, sin apartar la mirada de Bridget. La chica se le quedó mirando, embotada y siguiendo los movimientos de sus dedos sobre los botones de latón.

-Ya quisieras. -susurró ella, bajando la mirada.

-No, en realidad. -Joy tiró la túnica al suelo y se recostó en la cama. Al instante en que su mejilla encontró la almohada, quedó profundamente dormido. Demetrie se giró hacia la chica. Las lámparas tintineaban y por entre el pesado cortinaje se podía distinguir la luna brillando en el cielo. Bridget se frotó la frente.

-Bien, creo que no tengo opción.

-Lo siento. -susurró Demetrie mientras se acercaba a ella. -No debí traerte aquí.

-No, no debiste.

-Pero es lo que debía hacerse. Desde el mismo día de tu nacimiento, estabas en peligro.

- ¿En peligro? -Bridget sintió su corazón golpetear dentro de su pecho. Demetrie asintió. Se acercó a Brid y le indicó que tomara lugar en la cama junto a la de él. Bridget se dejó caer en ella, la más ordenada de las cuatro, y Demetrie se sentó frente a la chica.

-Joy no mentía cuando dijo que la inquisición es un mero capricho. Todo comenzó con la envidia de Baudelaire, en fin, no quiero explicarte las razones que llevaron a la mujer a cometer este genocidio. Baudelaire y su secta de locos persiguen gente como nosotros. -los rizos escarlatas de Demetrie cubrieron su frente por un momento. La neblina de la noche aporreaba el cristal de la ventana, como si quisiera entrar y fundirse con el interior. El ligero murmullo de las respiraciones de Joyland inundaban los oídos de Bridget y por alguna razón desconocida la tranquilizaban. Miró de reojo al demonio de cabellos negros y se dio cuenta de lo extraño que se veía así: dormido, con los ojos cerrados y los párpados rojizos. De esa manera era la única en la que podía soportarlo cerca de ella. -Cuando tú y Deméter nacieron, fue como si Baudelaire olfateara su sangre. Las encontró siete años más tarde, después de haberlas buscado por todo el mundo y por todas las líneas temporales. ¿Nunca te preguntaste cómo fue que el incendio comenzó? -Bridget contuvo la respiración y apretó ambas manos en un par de puños.

LOS BRUJOS DEL NOCTUM ©Where stories live. Discover now