23. Ignorando

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Connor pinchó el brócoli cuando el comedor quedó en completo silencio, haciendo que se extrañara.
Solo que no estaba de humor, no le interesaba nada. Él no quería estar aquí de vuelta, y mucho menos después de aquella noche del bar. Él se sentía sucio.

Suspiró y dejó el tenedor. Aquel internado le estaba jodiendo la cabeza. Él no debía sentirse mal por nada. Era libre.

—Mira.—Murmuró Viktor a su lado, dándole un leve codazo.

Connor le obedeció y levantó la vista de su plato.

Su boca se abrió al ver una cabellera rizada y dorada en la puerta del comedor, junto al padre Phillip.

Había vuelto. Christian estaba de vuelta. Su corazón latió rápido con nerviosismo y emoción. Él quería abrazarlo.

No obstante, un recuerdo de aquella noche se le vino y sintió ganas de vomitar.

Él no le debía nada a Christian, sin embargo, se sentía como el peor hombre del mundo.

¿Por qué?

Los ojos azules de Christian se encontraron con los verdes de Connor y este desvió la mirada.

No podía mirarlo.

¿Qué pensaría Christian si supiera que se había besado con una persona...? No, peor, ¿si se enterase de que había sido con un hombre?

¿Christian se enfadaría? ¿Le daría igual? No, lo más probable es que se lo dijera al Padre.

—Tu lindo Christy te está mirando fijamente. Por lo menos devuélvele la mirada.—Viktor le dijo por lo bajo.

Connor no respondió.

Todos a su alrededor murmuraban por el regreso del rubio.

—Buenas tardes.—Saludó Christian.—Os extrañé a todos, mis niños.

Connor rodó los ojos.

—Parece más feliz que de costumbre.—Viktor se apoyó en la mesa y observó como Christian se acercaba a cada mesa, dando la bendición y saludando a cada uno de los niños y adolescentes.

Connor se tensó.

—Tengo que irme.—Soltó mirando a su alrededor, tratando de pensar una forma de salir del comedor sin que le obligaran a sentarse.—No quiero verlo ni hablar con él.

Viktor frunció el ceño y lo miró extrañado.

—¿Estás huyendo de él? ¿Por qué? Te encanta estar cerca de él.

Connor no respondió. Sus ojos se posaron en la mesa.

—Lo siento, amigo.—Dijo antes de tirarle el vaso de agua encima.

Sus amigos dejaron de comer y los miraron.

—¿Connie?—Ellian preguntó sin entender la escena. ¿Estaban discutiendo?

—Distraer a las Madres.—Se acercó a ellos.—Pedirle paños para limpiar a Viktor.

Viktor se limpió el rostro con las manos y lo miró mal.

—Podías haberme aviso antes de hacerlo.—Dijo molesto.

—Es mejor que improvises, ¡Venga! ¡Christian se está acercando a esta mesa!

Jimmy se aguantó la risa pero se levantó de la mesa y se acercó a una Madre.

Connor iba a aprovechar y meterse debajo de la mesa pero Viktor lo detuvo.

—Así te van a pillar.—Dijo.—Espera unos Segundos ahí.

Connor no le seguía.—¿Para qué?

Y antes de tener una respuesta verbal, Viktor le lanzó una bola de arroz a Ellian.

Connor abrió los ojos cómicamente.

—¿¡Qué haces!?—Dijo tirándole del pantalón a Viktor.

—Calla.—Le respondió este.

Ellian se levantó y cogiendo la bandeja entera, se la lanzó a Viktor. Este la esquivó, provocando que la comida le cayera en la espalda de Josh, que estaba en la mesa de atrás a ellos.

Viktor hizo una mueca. Eso no era bueno.

—¿Te crees muy gracioso?—Josh se acercó a él.

Viktor negó encogiéndose de hombros.

—Tranquilo, chico.—Sonrió.—Ha sido un accidente, podemos...

—Podemos nada.—Josh cogió con su mano el puré y se lo estampó en el rostro del amigo de Connor.

Connor se mordió el labio. Uh.

Viktor cerró los ojos para que no se le metiera el puré en los ojos y asintió lentamente.

—Dije que fue un accidente.—Viktor le dio un puñetazo.—¡Aprende a escuchar a las personas!

Lo siguiente que supo Connor, es que las madres estaban tratando de separarlos, los niños tirando comida, permitiendo ver restos volando de un lado a otro. El comedor se llenó de grito de guerra y risas. También se podía escuchar insultos y golpes por parte de Josh y Viktor

—¡Ve, ahora!—Ellian hizo un movimiento con la cabeza.

Connor asintió y se lo agradeció.

—No era necesario provocar una guerra de comida.—Susurró mientras aprovechaba que todos los presentes en el comedor estaban de pie, corriendo o escondiéndose, para salir del lugar.

No quería ni imaginarse el castigo que recibirían todos.

Incluido él.

Rio ante la locura de su amigo.

Por lo menos le había salvado el culo. Por ahora.

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No somos pecadores (2.5)Where stories live. Discover now