44. Escondiendo.

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Christian miraba por la ventana a la vez que se cuestionaba qué estaba haciendo por décima vez en toda la semana.

Se preguntaba cómo había llegado a esto. Qué estaba sacando con todo y, sobre todo, si estaba consiguiendo algo.

Todo seguía exactamente que al principio e incluso peor.

Dos semanas.

Hacía dos semanas que no había visto a Connor.

Apenas había un mensaje o una llamada. Los primeros días los había, claro, pero con él paso del tiempo se volvieron casi inexistentes.

Christian miró de reojo la hora del reloj colgando de la pared de enfrente.

23:38.

No parecía que Connor volviera a casa esa noche.

Christian apretó los labios antes de volver a darle un vistazo a la carretera oscura esperando ver dos Luces de automóvil.

No parecía llegar.

Se levantó del sillón de la ventana y cerró las cortinas.

Suspiró.

Se suponía que estaban en aquel departamento para poder vivir...Lo que se suponía que tenían —esa era otra, ya ni siquiera estaba seguro de qué tenían.—, sin embargo, no parecían estar lográndolo. Solamente estaban más separados.

Por lo menos Connor podía salir.  Christian se encontraba encerrado en aquel departamento.

Encendió su móvil esperando ver un mensaje.

No había ninguno. Como siempre.

Connor ya ni siquiera le avisaba si llegaría o no. No había ni un "Lo siento, amor, no podré llegar".

Ahora solo Christian debía deducirlo y esperar un nuevo día sin saber qué ocurría.

Se acostó en la cama.

¿Él había dejado todo por esto?

Su pecho dolió y sus ojos escocieron.

Tal vez se precipitó.

Tal vez debió haber estado más seguro de lo que sentía por Connor o lo que éste sentía por él. Posiblemente debió analizar con firmeza el sentimiento de ambos antes de abandonar todo por la cálida y divertida sensación en su estómago y corazón.

Había sido muy ingenuo de su parte  pensar que todo saldría bien.

Él salía perdiendo en todos los aspectos. Él era quien no tenía nada. Él ahora dependía de Connor...Y éste ni siquiera estaba alrededor. Un día podría cansarse de él y abandonarlo a su suerte -si es que no lo había hecho ya-  y Christian no tendría nada.

Tenía que haber afianzado más su vivencia antes de seguir a una persona por amor.

Él...

Se encontraba triste. ¿Qué podría hacer él? No tenía realmente nada, solo al Padre...Él tal vez podría pedirle perdón y regresar...

Intentó dormir, alejando sus pensamientos inseguros.

No lo logró.

Un tintineo de llaves lo sobresaltó.

¿Podría ser?

No se molestó en levantarse. No quería ilusionarse por nada.

La puerta sonó al cerrarse y su corazón empezó a latir nerviosamente. ¿Y si no era Connor?

Bueno.

No podría hacer mucho si no era el moreno. No le importaba realmente si querían entrar a robar o a matarlo. He estado aquí por dos semanas solo y a nadie le ha importado.

—¿Christy?

La voz de Connor se escuchó en el umbral de la puerta de la habitación.

Christian se tensó.

Era realmente él.

Había vuelto.

Se planteó si responder o ignorarlo. Sabía que si le respondía, le reclamaría también y no estaba de humor para hacerlo, sinceramente.

No quería discutir, así que se mantuvo en silencio.

El crujir de la ropa sonó.

Connor parecía estar desvistiéndose. Más tarde, sus pasos se dirigieron al baño y sonó la regadera.

Unos minutos después, cuando Christian estaba logrando conciliar el sueño, Connor volvió.

El olor a champú y a limpio llegó a las fosas nasales de Christian cuando Connor se acostó en la cama.

El colchón se hundió a su lado y Christian se sintió extrañado al tener de vuelta la cama completa.

Un brazo lo rodeó.

Unos labios se posaron en su oreja.

—Te extrañé cada maldito segundo, amor.—Dijo Connor antes de depositar un beso en su cuello y abrazarlo fuertemente por la espalda.

Su pecho se apretó. Lo admitía.

Se sintió feliz al oír de nuevo esas palabras provenientes de Connor.

No obstante...

Ya no eran suficientes.

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Emmm...Ouch.

No somos pecadores (2.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora