56.

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Los toques en la puerta hicieron a Connor abrir los ojos con pereza y cierta molestia.

Él se encontraba muy a gusto en su cama abrazado a Christian.

Él lo miró un momento y lo apretó más fuerte.

Era bonito volver a despertar y ver a Christian entre sus brazos.

El rubio soltó un pequeño quejido pero se acercó más a Connor, si es que eso era posible.

Connor le dio un beso en la frente y miró el techo escuchando de nuevo los golpes en la puerta.

Tal vez debió decir que no le molestaran hasta que él mismo se despertara.

—Señor Worren.

La voz de una mujer sonó del otro lado.

Sería una Madre.

Connor maldijo antes de separarse de Christian y dirigirse a la puerta y abrirla un poco para asomarse.

Los ojos de la mujer, no de mucha edad, se desviaron al pecho desnudo de Connor un Segundo antes de mirarle a los ojos.

Bueno.

—Buenos días.—Dijo ella.

Connor solo sonrió somnoliento.

—Supongo que seguía dormido.—Siguió ella.

—En efecto.

—Una disculpa.—Soltó.—Pero es que tenía que informarle que "su refugiado" no llegó anoche a la habitación y hasta el momento no aparece.

Connor levantó las cejas fingiendo sorpresa y confusión.

—¿Christian no regresó a las habitaciones?

Ella negó. Su rostro decía "seguro se ha escapado".

—¿Usted sabe donde podría estar?—Dijo la Madre, por el contrario.

Connor negó.

—No, pero estoy seguro que volverá pronto. No creo que se haya marchado.

La mujer lo miró sin creérselo pero asintió.

—Ya es un problema que lo haya traído aquí...Que su refugiado se comporte así no da muy buen ejemplo. Creo que ya sabe las consecuencias de esto.

Connor sonrió pero no había nada de amabilidad en él.

—Claro que las sé.—Dijo firmemente.—Pero no se aplicarán en ese chico.

Ella iba a protestar pero Connor negó.

—No hay objeciones. Si me entero que le han tocado un mínimo pelo o que tiene un leve rasguño, me encargaré de que eso no se quede así.—Amenazó sutilmente.

La mujer negó decepcionada.

—¿Amenazar al clero? Muy poca disciplina y respeto te inculcaron.

Connor se encogió de hombros.

—Sabe perfectamente quien es mi padre.—Se justificó.

Odiaba utilizar a su padre para su beneficio pero le convenía.

Otros padres enseñaban a sus hijos a montar en bicicleta, el de Connor le enseñó a imponer temor en los demás.

—Avíseme cuando Christian vuelva.

La Madre asintió y Connor cerró la puerta.

—Debí haber vuelto a mi habitación.

Connor se dio al vuelta y miró a Christian sentado observándolo.

Estaba muy bonito.

Muy bonito desnudo, únicamente con las sábanas cubriendo su cintura para abajo, sus rizos despeinados y dorados, su boca rosada por el uso que se le dio anoche, y las marcas rojas en su cuello y pecho hicieron que la entrepierna de Connor se endureciera.

—¿Y compartir la habitación con tres hombres más?—Preguntó Connor acercándose a la cama.—No. Tú duermes conmigo.

Christian sonrió cuando Connor encima de él, haciendo que se tumbara y se posicionó entre sus piernas a la vez que se bajaba el fino pantalón de dormir sacando su miembro erecto.

—Eres un privilegiado.—Dijo meciendo sus caderas contra Connor para sentir la dureza.

—¿Por qué?—Preguntó Connor alineando la punta en la entrada de Christian.

—Tienes una cama doble para ti.

Connor empujó sus caderas y ambos abrieron la boca.

Oh.

Se sentía bien.

Adoraba como la estrechez de Christian se ajustaba perfectamente a su miembro y cómo la calidez de su agujero le envolvía deliciosamente.

—Para nosotros.—Le corrigió antes de volver a besar su boca y empujar con rapidez sus caderas.

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ª

No somos pecadores (2.5)Where stories live. Discover now