31.

1.9K 212 65
                                    

—¿Eres un asesino?—Dijo nada más cuando la llamada fue aceptada.

Su padre se quedó en silencio unos Segundos.

—¿De qué estás hablando, Connor?

—¡¿Traes niños que sólo tienen padres pudriéndose en dinero para matarlos antes de que sus hijos cumplan la mayoría de Edad para quedarte con su dinero?!

Silencio.

—Es una manera curiosa de decirlo.

—¿Para qué me has traído aquí? Sabes que no estaría de acuerdo con esto.

Su padre suspiró al otro lado de la línea.

—Se suponía que debían hacerte dócil y prepararte para esto. Veo que no ha funcionado. Eres tan terco como tu madre.—Sonaba molesto.—Simplemente estás ahí para que observes el negocio familiar y cómo funciona, nada más.

Connor Rio sin gracia, molesto.

—¿Me estás jodiendo? No pienso quedarme callado.

—¡Connor!—Lo reprendió.—Pensé que al ser mi único hijo serías como yo; pero no, eres como ella. No me amenaces porque puedes terminar como ella.

El corazón de Connor se detuvo un Segundo.

—¿Qué le pasó a mamá?

—Lo mismo que te puede ocurrir a ti. Así que hazme el favor de comportarte porque no me quedará de otra que dejarte ahora mismo todo a ti. Serás el encargado de todo y si llamas a la policía, tú serías el único culpable.

Connor no podía procesarlo.

Su padre...

¿Qué...?

—¿Cómo puedes hacer esas cosas? Eran su única familia...—Dijo en un hilo de voz. Su pecho dolía.

—Son negocios.

—Eso mismo dijo el Padre.—Sonrió irónicamente.—¿Es un sacerdote falso? ¿Te ayuda en tus "negocios"?

Su padre rio.

—Te sorprendería saber lo corrupta y turbia que es la Iglesia y sus fieles.  Es un cura de verdad. Solo que uno muy ambicioso.

Connor miró el techo.

—Llamaré a la policía.

Su padre chasqueó la lengua.

—Hazlo. Solo te recuerdo que tengo mucho más poder yo que tú, y al final, a quien apresarán será a ti.

Connor asintió.

Él sabía que era verdad.

Nunca conoció a su padre.

No le sorprendía esto.

—Te espero en casa, cariño.—Dijo su padre.—Hablemos de negocios.

Connor colgó y estrelló el teléfono contra la pared.

Sus ojos escocieron un poco.

No.

Su padre era un empresario. No era un jodido mafioso con miles de internados por el mundo que usaba para matar y sacar dinero.

El estómago de Connor se revolvió al pensar en qué haría con los niños de los internados públicos.

No quería ni pensarlo.

Él debía investigarlo.

No podía dejar pasar esto por alto.

—¿Connor?

No somos pecadores (2.5)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang