36. Escapando

1.6K 224 25
                                    

—Podemos simplemente decir que nos vamos.—Dijo Connor.

Christian lo miró mal.

—No puedo hacerle eso al Padre.—Dijo melancólico.—Él siempre ha cuidado de mí. No puedo dejarle en ridículo delante de todos.

Connor frunció el ceño.

—¿Por qué lo dejarías en ridículo? Simplemente debe entender que no quieres esta vida.

Christian negó.

—El joven que ha criado y guiado durante más de veinte años, de repente se va, y encima con un hombre.—Resopló—No quiero ser su decepción.

Connor se cruzó de brazos.

—No te ofendas, lindo. Pero no creo que le importe mucho.—Se encogió de hombros cuando Christian le dio una mirada de calla.— No lo veo como alguien que ame a sus fieles. Ni que se encariñe.

Christian sacudió la cabeza de nuevo.

—Eso es porque simplemente siempre has sacado su lado malo. No has conocido lo amable y protector que suele ser. Ni siquiera te cae bien.

Connor rodó los ojos.—Cómo si me importara.—Señaló.—Además, es mutuo. Estoy seguro de que tampoco siente cariño por mí.

Christian rio.

—Precisamente.

Connor chasqueó la lengua.

—Bien. No quieres hacer que se vea mal en el día de tu ceremonia.—Connor tarareó mientras pensaba una solución.—Tengo el coche cerca de la entrada.

Christian asintió.—¿Y?

Connor sonrió y se acercó a él.

—Déjamelo a mí.—Unió sus bocas y mordió el labio inferior haciendo que Christian jadeara.—Vamos a sacarnos rápido de aquí para hacerte soltar más de esos ruidos.

Christian le soltó un leve golpe en el brazo, sonrojado.

Connor se inclinó y puso un brazo por detrás de las rodillas de Christian y otro por su cintura.

Christian soltó un pequeño grito de sorpresa cuando Connor lo levantó de una.

—¿Qué haces?

Connor le guiñó un ojo.—Cierra los ojos y disimula que te has desmayado.

Christian abrió y cerró la boca unos segundos y asintió.

—Empieza la actuación.

(...)

Christian sintió cómo Connor salía corriendo de la sacristía hacia el centro.

—¡Ayuda!

Christian lo escuchó gritar asustado. En su voz se percibía la preocupación.

Oh, qué gran actor.

Se escuchó de fondo voces sorprendidas y pasos acercándose hacia él.

—¿Qué pasó?—Escuchó la voz del Padre.

—Estábamos hablando y de pronto empezó a sentirse mareado.—Explicó Connor agitado.—Dijo que se sentía mal y de repente se desplomó.

Christian trató de no sonreír.

—Estos días ha estado trabajando demasiado. Muchos ensayos, viajes, estudios y ceremonias.—El Padre parecía nervioso.—Ha colapsado.

Christian se sintió, en cierta parte, mal y culpable de preocupar por nada al Padre.

Él no se merecía esto.

No somos pecadores (2.5)Where stories live. Discover now