46.

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Christian salió de la habitación arrastrando la maleta y se detuvo en la sala de estar.

Connor se encontraba sentado en el sillón, sus codos apoyados en sus muslos con el rostro encima de sus manos. Su mirada estaba perdida.

Christian dudó antes de hablar.

—¿No vamos a hablar?—Preguntó.

Connor no lo miró, aún sus ojos puestos en algún punto de la habitación.

—Pensé que ya habías dicho todo lo que querías decir.—Se encogió de hombros.—No lo veo necesario.

Christian dejó su maleta y se acercó a él.

—Hablé yo. No tú. ¿No vas a decir nada?

¿No me vas a detener? ¿No vas a evitar todo esto?

Christian tenía la esperanza de que Connor le diría que mejoraría, que cambiaría y que nada de esto se volvería a repetir.

Él deseaba oír esas palabras.

La indiferencia de Connor dolía.

—No pienso detenerte, si eso es lo que quieres.—Soltó con una voz baja y dura.—Desde el comienzo siempre traté de que no dudes de lo que siento por ti, de que todo lo que hago es por ti...Pero veo que no es suficiente para ti. Siempre tendrás dudas y nunca confiaras en mí...Lo entiendo y no puedo hacer más.  No logré hacerte feliz y mucho menos que estés a gusto.

Christian se quedó estático escuchándolo.

—Lo siento.—Siguió Connor.—Estoy cansado de intentarlo y no ver ningún cambio en tus pensamientos.

Los ojos verdes de Connor por fin se encontraron con los suyos. Se veían cansados, tristes y decepcionados.

—Tal vez es lo mejor.—Connor soltó con un hilo de voz extraño.—A lo mejor es lo adecuado.

Christian tembló.

—¿Qué cosa...?

—Que nos separemos. El que te vayas.—Asintió apartando la mirada de Christian.—Posiblemente lo nuestro no era tan fuerte, después de todo.

El corazón de Christian se sintió quebrarse.

—¿De verdad es lo que quieres...?—Su voz salió inestable.—¿Es lo que piensas de nosotros?

Connor frunció el ceño, su vista aún mirando el suelo.

—Prefiero que pienses en mí como algún bonito recuerdo y no como el culpable que te hizo abandonar y perder todo.

—No has respondido a mi pregunta.—Dime que no es lo que quieres.

Connor siguió en silencio un momento.

—Vete y sé feliz con lo que tú decidas.—Siguió evadiendo la pregunta.—No puedo retenerte. Elegiste irte para ser feliz porque aquí no lo eras. No puedo ser el responsable de tu infelicidad, no puedo.—Tragó e hizo una mueca.—Me alegro porque buscas tu felicidad...Aunque por otra parte me duele saber que no logré hacerlo yo y que no pertenezco a esa felicidad.

Christian negó.

—Yo te quiero.—Murmuró. Sus ojos empezaron a picar.—Eres mi primer amor.

Por eso no quiero dejarte. Por eso dejé todo por ti como un idiota.

Connor se levantó; caminó rápidamente hacia él y le agarró el rostro.

Christian jadeó al sentir después de tanto tiempo su contacto, sus manos tocando su piel, la cercanía de Connor, su olor. Su calor.

No somos pecadores (2.5)Where stories live. Discover now