Cuando todo comenzó

2.8K 216 32
                                    

Hace quince años…

—Buen trabajo Reynolds. Sigue así y en unos años te veré jugando desde la sala de mi casa —dice el entrenador y palmea mi espalda.

—Gracias —respondo, respirando irregularmente.

El entrenador asiente y yo me dirijo a las duchas. Una vez allí, me quito el uniforme y camino con mi toalla blanca enrollada en mi cintura. Camino hacia una de las regaderas y la abro, dejando la toalla en la percha a mi lado. Entro bajo el agua y siento la misma correr y lavar la suciedad que ha quedado adherida a mi piel durante la práctica. Me doy el tiempo necesario para refrescarme, y no puedo evitar escuchar la conversación de algunos de mis compañeros.

—Sí, esa pequeña zorra me las pagará —comenta Kyle, mientras que los cavernarios que tiene como amigos ríen.

Suspiro.

Me molesta un montón que hablen de esta manera de las chicas, o que las llamen «zorras» sólo porque o no quisieron tener sexo con ellos, o porque los dejaron. Digo, ¿cómo puedes decirle «perra» a quien un tiempo atrás llamaste «amor»?

No le presto más atención a su patética conversación y simplemente me encargo de terminar de ducharme para irme a casa. Cierro la ducha y me seco con la toalla, mientras camino a mi casillero. Me visto con una camisa blanca cuello en V y mis tejanos azules. Me coloco mis zapatos deportivos y una chaqueta, puesto que el invierno se acerca y las temperaturas van disminuyendo a medida que avanza la noche.

Saco mi viejo walkman de mi bolso y me coloco los audífonos, mientras escucho Let it be, de los Beatles. Salgo de las duchas y noto que ya comienza a oscurecer, aunque son a penas las 6:30.

Tarareo la pegajosa y triste canción, con la vista fija en mis zapatos. Fue un día duro, pero de seguro, mamá está esperándome con la comida lista y horas luego, tengo la fiesta de Cassie, una de las mejores amigas de mi novia, Heyly.

Sonrío al pensar en ella, en sus ojos verdes, su cabello negro y sus hermosos labios, tan besables y mordibles…

No, por favor, no —escucho un grito femenino por encima de la música, proveniente del callejón por el que paso, aunque no le presto mucha atención.

Pero cuando el segundo grito de auxilio llega, seguido de un sollozo y un grito ahogado, decido averiguar qué sucede.

Me adentro al callejón y distingo tres figuras masculinas que tienen acorralada a la pequeña anatomía de una chica. Los chicos ríen y puedo ver cómo la tocan contra su voluntad, y mi estómago da un vuelco.

—¿No te gusta, Collins? ¿No es lo que siempre has querido? ¿Qué te tenga acorralada contra una pared, sucia?

—D-déjenme, por f-favor —solloza la chica, haciendo que los tres sádicos rieran.

—Vamos, niña. Sabes que te gusta cuando te tratan rudo —reconozco la voz del imbécil de inmediato. Kyle—. También dice que te gustan las multitudes, así que no veo qué problema tendrás en satisfacernos a mis amigos y a mi —ronronea Kyle, pero estoy paralizado. ¿Debo llamar a la policía? ¿Gritar, tal vez? ¿O correr y fingir que nada pasó?

Pero algo dentro de mi, no me permite reaccionar a lo que está sucediendo frente a mis ojos.

—Pero creo que tiene demasiada ropa… —Comenta otro de los chicos.

—Tienes razón, Ryan. Hay que quitarle un poco… o toda —ríen y comienzan a arrebatar las prendas de su cuerpo.

—¡No! ¡Por favor, déjenme ir! —Grita Collins, con desesperación y temor—. ¡Auxilio!

Sucio Traidor (Revenge #2).©Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora