Fue tu culpa

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Hace quince años…

A la final había faltado a la fiesta de Cassie ya que, además de que cuando dejé a Jazz en la puerta de su casa ya era algo tarde, mi cuerpo estaba completamente adolorido por la pelea de ayer. Pelea que valió la pena.

Sonrío. Nada más pensar en la sonrisa fuerte de Jazz me hacía sonreír sin querer. Es una chica muy bonita, aunque seguramente no lo sabe. Aún con todo lo «rara» que es su forma de vestir, me gusta que se vista como Jazz y no como cada chica en este instituto.

—Nathan, cariño, ¿qué te pasó anoche? —Dice Heyly, colocándome una de sus manos delicadas sobre el brazo—. Me quedé esperándote en la fiesta solita. —Hace un tierno puchero y enrosca un mechón de cabello negro en su dedo índice.

Titubeo. ¿Le cuento o no le cuento sobre lo que sucedió anoche?

—Nathan, ¿qué le pasó a tu ojo? —Inquiere cuando se percata del moratón entre azul, verde y negro en mi ojo.

—Tuve una pelea con un idiota ayer. Nada importante. —Me encojo de hombros.

Heyly me observa detenidamente y por un momento tengo la esperanza de que quiera averiguar más sobre la pelea, pero luego aparta la mirada, mostrando con claridad lo poco que le importa mi bienestar, cosa que, aunque no me gusta hacerlo, me obliga a compararla con Jazz.

Esa chica que estaba golpeada, con la camisa rasgada en jirones dejando la piel de su torso expuesta al helado aire de la noche y con sus gafas rotas que lloró y suplicó por ayuda, había vuelto a ese callejón, desconociendo si sus atacantes continuaban ahí. Volvió para ver si estaba bien.

Niego con la cabeza. Heyly es la chica que me gusta. Hay un montón de chicas bonitas por el mundo, pero yo estoy con Heyly y con Heyly me quedo.

—¡Eh, chicos! —Dicen Nathaly y Emma, acercándose a nosotros con una sonrisa amigable.

De forma inmediata, Heyly entrelaza sus dedos con los míos y yo no puedo impedir que mi ceño se frunza. Heyly no es de las que son demasiado cariñosas o hace cosas como tomarme de la mano.

—Hola chicas —responde sonriente Heyly.

—Wow, Nathan. ¿Heyly te castigó por no haber ido a la fiesta anoche? —Zumba Emma riendo.

Heyly le da un golpecito en el hombro como juego.

—No, tonta. Mi novio es un peleonero —explica con orgullo y me da un suave beso en la mandíbula—. Se ve lindo con todo y moretón. ¿A que sí, chicas?

Sus amigas asienten y las tres ríen. Cambio mi peso de pie, incómodo. Estas chicas nunca me agradaron. Me parecían huecas e idiotas, pero como Heyly sí es agradable —a veces— e inteligente, acepto su compañía sólo por ella.

—Miren quién viene ahí —murmura Nathaly, volviendo la vista hacia la puerta.

Emma y Heyly imitan el gesto y comienzan a reír cínicamente, con un toque de desdén.

Dirijo mi mirada, curioso a ver de quién hablan, y es cuando veo su melena lacia color chocolate atada en una coleta alta. No lleva lentes, lo que hace que sus hermosos ojos azules queden visibles y se ve más guapa.

Mi corazón se enternece cuando veo que va leyendo un libro, con mi chaqueta puesta.

Jazz levanta la mirada y sus ojos chocan con los míos y me dedica una cálida sonrisa, mientras se acerca a mí animadamente. Le devuelvo la sonrisa y levanto mi mano libre para saludarla, haciendo que Heyly me de un apretón tan fuerte que clava sus uñas rosa chicle en mi mano.

Sucio Traidor (Revenge #2).©حيث تعيش القصص. اكتشف الآن