Se siente como el paraíso

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—Nathie —ronronea Heyly y yo respiro profundamente.

Vamos Nathan, cuenta hasta diez, trata de no matarla frente a un montón de turistas y niños.

—¿Sí, cielo?

—¿Me pondrías bloqueador en la espalda?

Centro mi vista en ella. Está acostada sobre su estómago, apoyada sobre sus codos, los cuales junta para que su pecho resalte. Y aunque la vista me llama por un segundo, rápidamente la aparto.

—Claro —le dedico una sonrisa fingida.

Me estiro y tomo el bloqueador para entonces sentarme a su lado. Unto con la crema mis manos y cubro su espalda con la misma, para luego volverme a lanzar sobre la arena.

Heyly bufa, claramente decepcionada de que su momento «sensual» fuera un fiasco. Pero vamos, que esta chica me causa tanta atracción como Logan.

Oh, demonios. Eso fue demasiado gay.

Una vez los ronquidos de Heyly me confirman que está profundamente dormida, me levanto cuidadosamente y salgo de la cama. Verifico la hora en mi celular; casi la una.

Ansioso por verte.

Guardo mi teléfono en mi pantalón, tomo mis zapatos en mis manos y salgo de la habitación silenciosamente. Me siento en la mitad del pasillo y me los coloco, para luego encaminarme al ascensor.

Llego al lobby del hotel y prácticamente corro hacia la playa, mi corazón haciendo todo tipo de piruetas dentro de mi pecho.

Subo las botas de mis pantalones deportivos cuando llego a la playa, y siento la necesidad de quitarme los zapatos. Los dejo ahí y camino sobre la arena, apretando los dedos y gozando de la sensación de la misma contra la planta de mis pies.

Me siento en una mullida silla playera y observo las olas rompiendo contra las rocas de la costa. El brillo de la luna se refleja en el agua y le da a la espuma del mar un resplandor casi mágico.

Por puro instinto, mi mirada se dirige a mi derecha, y ahí es cuando la veo.

Es tan hermosa.

Me levanto y tengo que recordar cómo caminar, mientras la veo a ella andar hacia mí. La brisa marina agita su vaporoso vestido blanco que llega a sus tobillos, y su cabello castaño danza al mismo ritmo. Se ve tan... demonios, no tengo palabras para describirla. Tan perfecta.

El vestido es ceñido hasta el final de su pecho, y luego cae suelto. Viene descalza, y distingo una linda corona de flores. Parece salida de otro mundo. Me sonríe, y mis ojos casi se llenan de lágrimas.

Esta chica es mía, y soy tan afortunado. Soy afortunado, porque habiendo tantos hombres mejores, me escogió a mí. Su dulce corazón me escogió a mí teniendo tantas otras opciones, a pesar de que ella jamás lo ha visto.

Jazz ha pasado su vida sintiéndose fea, insuficiente. Pero aquí, de pie, frente a mi hermosa chica, puedo ver el fantasma de lo que fue ella en secundaria. Puedo ver a esa niña bajita que usaba lentes, llevaba su cabello siempre en una coleta y no permitía a nadie ver sus ojos por siempre llevar la mirada baja.

Incluso en ese entonces, era dolorosamente hermosa.

Y ver en lo que se ha convertido la hace más hermosa de lo que cualquier mujer que pise este planeta podría llegar a serlo. Su corazón tan maltratado ha sido capaz de amarme como si nunca la hubiera herido. Su sonrisa es tan sincera que parece que jamás ha sufrido. Es tan fuerte, tan valiente, y posiblemente no lo sepa, pero planeo pasar cada día de mi absurda vida haciéndoselo saber.

Sucio Traidor (Revenge #2).©Where stories live. Discover now