Lado humano

1.1K 101 3
                                    

Escucho a Heyly roncar y me levanto el torso para ver sobre la muralla-de-almohadas-anti-violaciones para asegurarme de que esté profundamente dormida y no sólo fingiendo estarlo.

Esta tarde, cuando estuve seguro de que no iba a matarla por mi cuenta, volví a la habitación, para encontrarla ebria y usando un tipo diferente de lencería. Aún me parecía tan sensual como un árbol.

No sé cuánto tiempo luché contra ella y su descontrolado deseo que parece no tener límites. Esta chica no acepta un no como respuesta. Así que lo mejor que se me ocurrió luego de darle mi negativa y quitármela de encima al menos seis veces, fue encerrarme en el baño hasta que se durmiera.

Por suerte esto no tardó en ocurrir, y aproveché para dormir un poco más y así tener energía suficiente para la reunión de esta noche. Luchar contra una calenturienta chica ebria puede agotarte.

Me pongo una camisa y le escribo a Jazz y a Logan.

Listos o no, allá voy.

Sin esperar respuesta, me encaminé a una de estas glorietas playeras que consistían en una cama en medio de la playa, con doseles y cortinas para darle privacidad a quien estuviera dentro.

Jazz y Logan me esperan sentados en el borde de la misma, charlando. Ver a Jazz me provoca todo tipo de recuerdos, y siento la necesidad de correr al agua de la playa para controlarme.

—Aquí está nuestro hombre —dice Logan divertido, con una sonrisa de oreja a oreja que me hace sospechar que Jazz le contó algo.

—Consigue el tuyo, Nathan es mío —Jazz se pone de puntitas y me besa rápidamente.

—Lamento la demora —rodeo a Jazz con un brazo y me siento en el mueble—. Complicaciones matrimoniales.

Ambos me ven con ojos curiosos, y luego de suspirar, procedo a contarles mí alocado día.

Logan ríe y ríe hasta que cae en la arena sin poder respirar. ¿Saben ese momento donde ya el abdomen no les permite reír más y se quedan sin aire, sin poder continuar riendo o respirar y te limitas a rodar sobre tu espalda en silencio? Así está Logan.

Jazz, por el contrario, no parece demasiado feliz con lo sucedido. Honestamente, yo tampoco, pero hay que admitir que la risa de Logan es contagiosa como el ébola.

—Si esa perra intenta algo más contigo, le voy a quebrar cada maldito hueso de la mano —gruñe, y veo sus ojos oscurecerse de la manera en la que lo hacen cuando está matando.

Beso sus nudillos, tratando de relajarla, pero admito que la idea me cruzó por la mente un par de veces.

—Pronto nena, pronto —prometo.

Logan, que parece haber terminado, dice:

—¿Qué... les parece... mañana? —Aún está jadeando por tanto reír.

Veo a Jazz y ella sonríe. No su sonrisa diaria, o su sonrisa amable, o su sonrisa fingida. Esta es la sonrisa que la hace ver malvada, que le da aspecto de depredar hambriento. Es una de mis favoritas.

—A mi me parece excelente.

Yo asiento, secundando la idea, y terminamos de hacer planes. Son aproximadamente las dos cuando Logan anuncia su partida y se despide. Le sonrío a Jazz de lado, y el hambre en sus ojos me dice que pensamos lo mismo.

Bajando las cortinas para darnos privacidad, la beso y le digo sin palabras cuánto la amo.

—¿Dónde estabas? —La voz enojada de Heyly me hace dar un respingo mientras cierro la puerta. Son las seis y ella está despierta. ¿Cómo es eso posible?

—Trotando —contesto sin pensar.

Ella me examina de arriba abajo, buscando sudor o mi respiración acelerada por el trote. No encontró nada de eso y levantó una ceja en mi dirección.

—¿De verdad? —Golpea el pie contra el suelo varias veces, impaciente, luciendo como una mamá enojada.

—Sí, Heyly. Me detuve en el lobby para refrescarme. ¿Es un pecado? —Sus facciones se suavizan, y sé que cayó.

—Lo siento —suspira—. Por todo. Sé que no he sido una buena esposa (o persona, en general) pero te amo Nathan, y tienes que entender cuánto me duele que no me prestes la misma atención que antes. —Se deja caer en la cama con desgana—. No he hecho las cosas bien, desde, bueno, nunca. Pero lo único que he llegado a considerar una buena decisión has sido tú.

Me ve con ojos llenos de lágrimas, que aunque a cualquiera le arrugarían el corazón, en mi no tienen ningún efecto.

—Soy una mala persona. Le hice cosas horribles a gente que no lo merecía. Jazz es un ejemplo, y tú eres otro. Entiendo que no eres feliz a mi lado, no importa cuánto me esfuerce. Creo que soy demasiado ruda con todos —entierra su cara en las manos—. En serio lamento tenerte atado a este matrimonio sin amor Nath. Es claro que tú no me amas como yo te amo.

Me siento a su lado y acaricio su espalda. Aunque la odio y la he odiado durante años, mi lado humano me obliga a consolarla.

—Te perdono —digo, y me levanto.

Sé que ella esperaba que le dijera que también la amaba, pero me resulta imposible. No puedo amar a Heyly cuando todo mi amor le pertenece a Jazz.

Observo la luna a través de la enorme ventana, su brillo hipnotizándome unos segundos antes de que baje la vista a las hojas que tengo en mis manos. Doy unos golpecitos con la punta del bolígrafo a mi labio inferior, buscando las palabras, la inspiración.

Cuando pienso en sus ojos, su voz, su sonrisa, su cabello, su boca, en ella, las palabras fluyen y dejo que el bolígrafo baile sobre la hoja, abriendo así mi corazón, soltando mis sentimientos sobre esta hoja de papel.



Nota de autora:

Ains. Se me arruga el jart. Pero Heyly sigue siendo una perra. Gggg. ¡Feliz #MartesDeVenganza!


Sucio Traidor (Revenge #2).©Where stories live. Discover now