Sucio Traidor (Revenge #2).©

Me salvaste

Ahora...

—Hola, Nathan —dice Jazz, y no puedo creerme que en realidad sea ella—. Hace mucho que no te veo, ¿no crees? Desde aquella vez que me apuñalaste y dejaste sola —sonríe de una manera tan aterradora que mis manos se enfrían.

—Jazz... —murmura Logan, intentando acercarse a ella.

—¡Da un paso más y te clavo un jodido cuchillo en la garganta! —Amenaza en un grito Jazz, apuntando a Logan con un cuchillo. Él retrocede varios pasos con las manos arriba.

Me levanto muy lentamente del suelo. Sé lo buena lanzadora que es Jazz, y casi puedo verla en una habitación, lanzando cuchillos a una diana con una fotografía mía en el medio.

—Largo —le ordena a Logan, quien no lo piensa dos veces y se larga, sin mirar atrás.

Jazz espera un par de segundos en silencio, sin apartar su vista de mí. Sus ojos brillan de forma que parece un gato. Se acerca lentamente a mí, con la gracia de un león que acorrala a su presa para luego devorarla. Yo no me muevo. Me hago la idea de que este es el último día de mi vida, y me alivia un poco saber que lo último que veré serán los ojos de los que he estado enamorado durante tanto tiempo.

Jazz está más cerca aún. Sé que no debería resignarme a luchar por sobrevivir, pero resulta que tal vez no quiero vivir sin Jazz. No quiero vivir a sabiendas que la única mujer que he amado con la vida, por la que soy capaz de morir, me odia y quiere matarme. Soy capaz de que me clave un puñal en el corazón porque es lo que me merezco y porque no tengo el valor de hacerlo yo mismo.

Está tan cerca que puedo ver las ojeras rodeando sus preciosos ojos azules. Trago saliva con fuerza, asustado. Sólo espero que lo haga de manera rápida.

El sonido de algo de metal golpeando contra el suelo de grava hace que me sobresalte. Dirijo la mirada hacia el suelo y veo que en él está el cuchillo que sostenía con fuerza segundo atrás.

Cuando devuelvo mi vista al frente, Jazz me sorprende haciendo algo que jamás esperé que hiciera; besándome.

Permanezco inmóvil y tenso los primeros segundos, y luego me relajo y envuelvo mis brazos con fuerza alrededor de su cuerpo. Esto es con lo que he estado soñando desde que supe que continuaba viva. Esto es lo que he estado esperando desde siempre.

El beso va aumentando su intensidad y siento mi piel arder. Ella se aferra con más fuerza a mi cuello y lo tomo como una señal afirmativa para alzarla y que rodee mi cintura con sus piernas. Pesa mucho menos que la última vez que la alcé en brazos, pero es lo que menos me importa. Ahora quiero disfrutar de la sensación de sus labios contra los míos.

Dejamos de besarnos y quedamos frente contra frente. Yo mantengo mis ojos cerrados y me permito disfrutar del aroma que emana su cuerpo. Huele a su perfume y a Jazz. A mi Jazz. La abrazo con fuerza, hundiendo mi nariz en su cuello, y la siento llorar.

Lágrimas silenciosas ruedan por mis mejillas también. Extrañé demasiado a esta chica.

Ella suelta sus piernas y la coloco con suavidad sobre sus pies, disfrutando de cada roce entre su cuerpo y el mío. Tomo su rostro entre mis manos y acaricio sus mejillas de forma circular, mientras ella apoya su cabeza en mis manos. Toco su cabello, su espalda, su mentón. Aún no me creo que esto sea real.

—Dime que no me has matado aún y que esto no es el cielo, por favor —imploro—. Dime que eres real y que no he perdido la cabeza.

—No has perdido la cabeza, Nath —mi corazón salta de emoción al escuchar su dulce voz diciendo mi nombre (o el apodo que me puso ella) nuevamente—. Soy 100% real, y estoy aquí, besándote y perdonándote.