Aléjate de ella

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Hace quince años…

Pasé el fin de semana tirado en mi cama sin ánimos de salir. Es domingo y el teléfono no deja de sonar. No pienso atenderlo. No quiero hablar con nadie.

El remordimiento me embarga. Saber que Heyly le hizo eso a Jazz por mi culpa hace que sienta una presión tan fuerte en el pecho que no me deja respirar. Di vueltas en la cama toda la noche, sin lograr conciliar el sueño. La escena en la que Heyly vertía el plato de sopa sobre Jazz se repite una y otra vez tras mis párpados, como si la hubieran grabado a fuego tras ellos.

Otra cosa que también me ha mantenido la cabeza ocupada es Heyly. ¿Qué haré con ella? Esta chica no es la chica que conocí; la linda y dulce que era agradable con todos. Desconozco a la chica que acorraló a Jazz contra los casilleros, y aún más a la que le llenó de fideos el cabello, humillándola frente a todo el cuerpo estudiantil.

Bufo. Parezco una adolescente despechada.

Tocan varias veces a la puerta y yo entorno los ojos.

—¿Quién? —Pregunto, escondiéndome bajo mis sábanas.

Yo —dice la voz de papá, con su voz gruesa y familiar.

—Pasa —me destapo la cabeza con las sábanas y las hago a un lado para sentarme en el borde de la cama.

Papá hace lo mismo, hundiendo el colchón bajo su peso. Ambos permanecemos en silencio un par de minutos, demasiados concentrados en nuestras propias cavilaciones.

Por fin, papá dice algo.

—¿Qué ocurre Nathan? —Inquiere, en tono preocupado.

Nuevamente el revoltijo que es en estos momentos mi cabeza da vueltas y se retuerce. Siento que mi cabeza tiene tanto por pensar que me va a explotar en cualquier momento.

Doy un hondo suspiro y me dejo caer en la cama, agotado, a pesar de que deben ser las diez de la mañana.

—Estoy… confundido —confieso.

Él me mira y asiente, pidiéndome que continúe. Sin titubear, decido contarle lo que ha ocurrido. Papá y yo siempre hemos sido muy unidos, y sus consejos son bastante buenos, así que, ¿por qué no?

—¿Recuerdas a Heyly, cierto?

—¿Cómo olvidarla si te llama cada 20 minutos?

Bufo. Esto no puede ser cierto.

—En fin. Hace un par de noches conocí a una chica, la noche en la que llegué con el ojo morado.

—No me digas que la chica te golpeó —bromea papá, haciéndome reír un poco.

—No, pero me golpearon por ella. —Papá ladea la cabeza con los ojos entrecerrados, dándole el aspecto de un perrito curioso—. Unos chicos intentaban propasarse con ella y yo me interpuse. Pues me dieron una verdadera paliza. Eran tres contra uno. No tenía posibilidades de defenderme, pero estaban tan concentrados en golpearme que la chica pudo irse corriendo.

»Me dejaron tirado en el callejón. —Sé que papá va a empezar con un sermón sobre lo tonto que fue eso, pero yo lo interrumpo antes de que pueda—: Sí, sé que fue algo tonto, pero preferí que me golpearan a mí antes de que le hicieran algo a la pobre chica. La tonta volvió al callejón minutos luego de que se fueron los matones para ver si me encontraba bien. Me llevó a un parque cercano y limpió mis heridas. Su nombre es Jazz.

—¿Y es linda?

No pude evitar sonreír como un tonto.

—Es quedarse corto —confieso—. Nos quedamos hablando un par de minutos. Creo que lo más lindo en Jazz es su personalidad. La forma en la que se sonroja cuando le digo algo lindo, el sonido de su risa, la manera en la que brillan sus ojos cuando habla de algo que le gusta, que siempre saca una broma de todo. Es una chica bastante fuerte.

Sucio Traidor (Revenge #2).©Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang