Sucio Traidor (Revenge #2).©

Desde lejos

Lo veo muy claramente; está hablando con Logan sobre el capó de su auto.

Honestamente, creí que apenas viera a Logan le enterraría una bala entre las cejas, pero no fue así. Tuvieron una charla algo extraña, donde desgastaron el nombre de Heyly.

Logan le dijo —mejor dicho, le gritó— cosas que, aunque él no lo notara, golpearon a Nathan tan fuerte como una bofetada. Algunas de las merecía, otras no.

Imagino que ya bastante culpable debe sentirse por lo que ocurrió en Las Vegas. A veces, cuando lo observo gritar en sueños mi nombre a través de las cámaras ocultas que instalé hace un par de noches en su casa, me dan ganas de correr a abrazarlo, consolarlo. Decirle que todo está bien y que, pase lo que pase, lo amo.

Pero no puedo permitirme tal enflaquecimiento. Debo mantenerme dura, formar un muro imposible de derribar alrededor de mi corazón para atraparlo, para evitar sentir ese tirón que me une a Nathan, que hace que mi pecho duela cuando lo veo llorar por mí, por todo lo que hizo.

Y es por todo lo que hizo que debo mirarlo desde lejos.

 Nathan siempre ha sido mi debilidad. Desde aquella noche que me salvó en el callejón lo supe; él sería mi perdición. Y el día siguiente no sirvió para más que recalcarme que él sería el capítulo de mi historia que desearía leer una y otra vez, por peor que estuviera yendo todo.

Desde donde estoy, no puedo escuchar de qué hablan, pero veo que estrechan sus manos y se dan uno de esos extraños abrazos masculinos que nunca he entendido y que no creo llegar a entender.

Suspiro. Desearía tanto estar en el lugar de Logan. Poder sentir sus brazos nuevamente abrazándome, protegiéndome de los peligros del cruel mundo en el que vivimos. El recuerdo de sus dedos acariciando mi cabello aquella tarde de otoño bajo el roble del viejo parque hace que mi corazón duela.

Decido que ya he visto suficiente por hoy cuando Logan se levanta del capó y se dirige hacia su auto. Me levanto sigilosamente para irme, pero me percato de que Logan de ha frenado y ha vuelto hacia Nathan. Vuelvo a mi posición de cuclillas y agudizo el oído, tratando de captar por lo menos fragmentos de su conversación.

Una palabra llama mi atención en especial. Una palabra que ha estado presente en mi vida desde adolescente y que he cometido su acción más de una vez: venganza.