XIV

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NADÍN:

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NADÍN:

Salí y me encontré con Lorverd montado sobre Frifi «holgazán» pensé decirle, pero no quise empezar a discutir a tempranas horas del día.

—Has hecho un cambio trascendental en ti —señaló el loro parlanchín al verme con dicho vestuario—, es señal de mejora, lo mismo he visto en Harley. Mírame, también mis plumas han tenido un retoque en aceite, ves el brillo que emanan. Y mira a Frifi, su pelaje también está sedoso —el sabueso pardo con manchas marrones se paró erguido—, huele a flores, y sus piernas ya no son tan flacas, los filetes de carne le sientan a la perfección. Era un cambio que nos hacia falta, ¿no, crees?

—Lorverd, dijiste que había prisa —le recordé con enfado después de escuchar su cháchara.

—Y la hay, no sé porque aun no aplicamos prisa.

—Será porque te empeñas en resaltar tus extravagancias.

—De acuerdo, ya entendí. No hay porque excederse con los detalles, vamos. —Volvimos a cruzar los pasillos de la noche anterior, arena sólida y decoración estrafalaria.

En el comedor se hallaban la princesa y Harley tomando el desayuno; puré de papa, zumo de manzana, albóndigas, filetes de carne y alpiste para Lorverd.

—¡Nadín! No te esperábamos tan pronto, creí que preferirías descansar unas cuantas horas más —dijo la princesa Layri al ver mi expresión abatida.

Mire de Lorverd a Harley con el ceño fruncido, intentando decidir en quién recargar más culpabilidad.

—Es de admirar el compromiso de Nadín, quizás halla amanecido impaciente por compartir sus ideas —añadió Harley, demostrando que no hacía falta dudar de qué “ella” era la culpable de haber enviado a Lorverd a despertarme.

Ocupe mi asiento a mitad de la mesa, quedando frente a ellas, Lorverd y Frifi se quedaron en la misma fila de asientos; eramos tres mosqueteros en contra de tanta belleza.

—Cierto, porque no utilizar la energía en algo positivo —me serví un vaso de jugo, cambié mi temple y respiré mentalmente.

—Como le decía a Harley —retomó la princesa el hilo de la conversación—, faltan tres soles para el banquete que la Reina Pompol ofrece en su palacio cada primavera. Es la única ocasión de penetrar en sus fortalezas sin levantar sospechas, siempre teniendo un plan delicadamente trazado, o de lo contrario nunca llegaremos al Corazón del Castillo.

La historia del espejo que nos llevaría de vuelta a casa me fue relatada por el viejo Boklor. No será nada fácil apropiarse de él, porque se tendrá que persuadir a ciertos terranos influyentes, lo que requiere de una suma fuerte de Rubicarios —monedas de plata, con un ave de larga cola que representa el símbolo monetario de Terrabasta en un lado, y una gaviota en el otro—, con la cual no contábamos, al menos que la princesa Layri nos ayudará con su influencia.

El Espejo PERDIDO: y la Corona de EstrellasWhere stories live. Discover now