capitulo 22

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¿Estás bien?- preguntó.

-De maravilla- respondí sarcásticamente.

-¿Segura? Estás llorando Sofía…

-¿Y? Ese no es tu maldito problema- di de nuevo la vuelta y empecé a caminar en dirección a la biblioteca.

Escuchaba como los pasos de Harry me seguían, pero el no decía nada, y le agradecía que no dijera nada, no era muy conveniente, cualquier cosa que el dijera o hiciera, me hacía daño, o bueno, empezó a hacerme daño justo después de escucharlo hablar con mi hermano. Y se que no debí haber escuchado, pero fue accidental, y me alegra haber escuchado, así no caigo en los absurdos juegos de Harry.

Llegamos a la biblioteca y me dirigí al último cubículo, descargue mi mochila y el solo me miraba, cada movimiento que hacia lo miraba con total atención.

Saque las cosas de la mochila, revisé la actividad en la que íbamos y me levanté de la silla para ir a buscar los libros que necesitábamos; empujé con un poco de brusquedad la silla, y casi al llegar la puerta fui detenida por una mano que tomaba con un poco de fuerza mi brazo.

-¿Qué te pasa?- dijo Harry a mis espaldas.

-Nada que te importe- respondí.

-Sofía… Todo de ti me impor…- lo interrumpí.

-Deja de decir estupideces, nada de mi te importa, yo no te importo, nada de lo que pase en mi maldita vida te importa. Además no tienes intereses en mi, lo que querías ya lo conseguiste- se me cortó la voz- ahora sí me disculpas- salió un suave sollozo-iré por los libros que necesitamos, ya quiero acabar ese trabajo- me solté de su
agarre y tome la perilla de la puerta.
En un rápido movimiento, y sin poder reaccionar a nada, estaba de frente a Harry, sus manos estaban en mi cintura, sus ojos estaban desesperados, su boca estaba ligeramente abierta, su respiración estaba un poco acelerada, sus mejillas no tenían color alguno.

“¿Por qué eres tan jodidamente precioso?”

Incluso así, desesperado, se veía guapísimo, esos ojos azules estaban profundos, tanto que sentía que podía ver a través de ellos, me estaba gustando, estaba enamorándome, estaba cayendo a los pies de el, estaba por entrar a su juego, si es que ya no había entrado. Pero por más de que guste, no podía dejar que me lastime, no más de lo que ya lo había hecho.

-¿Qué te sucede Sofía?- dijo en un hilo de voz.

-Ya te respondí, no es nada que t…- me interrumpió inmediatamente.

-No digas que no es nada que me importe, porque si me importa, eres tú Sofía, me importas.

-Esto es una estupidez- dije- déjate de jueguitos, deja de fingir que te importo, deja de fingir que te gustó, deja de usar me, seguramente allá afuera hay muchísimas más chicas con las que puedes jugar; de mí, ya conseguiste lo que querías, si es que querías acostarte conmigo- se me empezaba a cortar la voz- felicidades Harry Thompson, lo lograste- y la primera lágrima empezó a correr por mi mejilla- lo lograste, lograste acostarte con la hermana del capitán, lograste que cayera en tu
sucio juego, lo lograste, felicidades- y sin poder aguantar más, rompí en llanto.

Harry me soltó lentamente, mirándome estupefacto, sus ojos estaban húmedos, no decía nada, no articulaba ni una sola palabra. Y yo solo baje la vista para evitar verlo.
Pasaron unos segundos y Harry pasó rápidamente sus manos por sus ojos secando un par de lágrimas que habían salido y por fin decidió hablar.

-¿Qué te pasa Sofía?- repitió de nuevo.
No dije nada, intenté calmar mis sollozos y secar un poco mis lágrimas. Levanté de nuevo la vista hacia el, su expresión se había suavizado, la desesperación en sus ojos había vuelto, pequeñas lágrimas adornaban esos bellísimos ojos azules. Me
dolió como nunca verlo de tal manera, pero se lo que hacía, y de el ya no podía fiarme.

-¿Escuchaste la conversación que tuve con tu hermano? ¿Verdad?- dijo en un susurro algo ronco.

-¿Acaso eso importa?- respondí de la misma forma.

-Sí, importa- se detuvo un momento- lo que le dije fue… Solo fue…

-No tienes que darme explicaciones- lo interrumpí- se lo que escuché, y si esperas que vuelva a caer en tu juego, no va a suceder, no de nuevo- me hice a un lado, agarre mi mochila y guarde con un toque de rapidez mis cosas- has el último punto, yo hare el antepenúltimo, me lo envías por mail y lo uniré al resto del trabajo y mañana se lo presentamos al director.
Sin decir nada más salí del cubículo dejándolo a él ahí, sin poder decir nada, sin dejar que explicará algo, aunque sabía que no había nada que explicar porque sabía

perfectamente que era lo que había escuchado, en el fondo sentía que algo no estaba bien, que el si debía explicarme, que él tenía algo más que decir. Por un momento me cuestioné si debía volver a ese cubículo y dejarlo explicar, pero seguí mi camino, no me detuve. No había nada que hablar, nada que explicar.
Una fuerte punzada me toco el corazón, mis lágrimas amenazaban con volver a salir, así que caminé sumamente rápido por los pasillos ya casi vacíos dirigiéndome a la entrada de la universidad. Una brisa cálida me inundo el rostro y empecé a caminar rumbo a la parada del autobús. Mi mirada iba fija en el suelo, estaba totalmente perdida en mis pensamientos, en el corazón sentía fuertes punzadas, estaba dolida, devastada, ¿Cómo pude confiarme de alguien como él? Somos tan distintos. Nunca hubiéramos podido estar juntos, eso solo ocurría en mi cabeza, solo en mis pensamientos, Harry y yo nunca íbamos a estar juntos, somos dos
personas totalmente distintas.
Yo no puedo estar en su mundo, él puede estar en el mío. Aunque si lo hubiera intentado; por él… Solo por él…
“Solo por el…”

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