Touchdown

Epilogo

Un pequeñín se veía correr por todo el jardín de la casa. Y un hombre con ojos azules detrás de él. Mientras que yo, descansaba en una de las sillas acunando a la pequeña y casi recién nacida bebé que descansaba en mis brazos.

Después de la propuesta de matrimonio de Harry, toda la vida fue una sorpresa tras otra, Harry quería casarse conmigo un mes después de habérmelo pedido. Que por cierto descubrí que ese día todo estaban actuando raro por la pedida de matrimonio, al parecer todos sabían, y todos jugaron a favor de él.

No nos pudimos casar al mes, pero si a los dos meses, todo fue sencillo y muy familiar. Tal y como lo queríamos él y yo, después de eso, vino la luna de miel más mágica en todo el mundo. Casi dos meses por Europa. Todo perfecto, todo hermoso.
Luego nos rentamos un pequeño apartamento mientras buscábamos alguna casa que se ajustará a lo que queríamos, y en esa búsqueda nos ayudó el papá de Harry, quien estaba muy familiarizado con este tipo de cosas, así que él nos ayudó a conseguir la perfecta, tuvimos que hacerle algunos ajustes para que quedará mucho más adecuada, y al final, quedo como alguna vez la imaginamos.

Nos mudamos e hicimos una fiesta de “inauguración”, invitando a nuestros amigos y algunos familiares. Todo nos estaba saliendo muy bien, eso sí con pequeños desbalances a veces, pero es normal cuando se trata de parejas, ¿no?Tres años después, un día en específico jugamos con Harry, y vaya que nos divertimos, pero una semana después llegaron los mareos, las náuseas, los antojos, y llego una prueba de embarazo a mí, la hice y vaya sorpresa que me lleve, dos líneas, marcó dos líneas. Y ahora esas dos líneas corría como loco por todo el jardín.

-¡Mami ayúdame!

-¿Qué a qué?- reí.

-Escóndeme de papá- susurro y se hizo detrás de la silla.

-¿Has visto al niño que corría por aquí?- llego Harry riéndose.

-No, no lo he visto por ningún lado.

-Que lastima… Lo iba a llevar a comer helado.

-¿Helado?- asomo su cabeza por un lado de la silla.

-Sí, helado, pero como no lo veo, no lo llevaré a ningún lugar.

-¡Aquí estoy!

-Te ganaste el helado- y lo cargo en sus brazos.

Un año después de la llegada de ese adorable niño, otras dos líneas llegaron, y ahora esas dormía en mis brazos.
Y aquí estoy, con una hermosa familia, con el chico que nunca imaginé tener, pero que tengo y amo como nunca pensé amar a alguien. El chico que conocí en mi tercer año de la universidad era mi esposo, era mío. Aquel chico que me hizo estar en detención una vez, estaba viviendo junto a mí. Aquel chico que me sostuvo en sus brazos y evito que cayera, era el papá de mis dos hijos.
Todos estos años pensaba en que no necesitaba nada más en la vida, y era así, no lo necesitaba, lo tenía todo, lo tenía a él, y eso para mí era tenerlo todo. Porque Harry Thompson, es mi todo, es mi mundo entero, es mi vida, es todo lo que yo puedo llamar felicidad. Él era mi maldita felicidad.

-¿Señora Thompson?

-¿Sí?

-Su esposo la necesita.

-Dile que en un segundo voy.

-Si señora.
“Mi esposo”

-¿Me necesitabas?

-Sí, deja la niña en la cuna y ven conmigo.

Dejé a la niña en su cunita y por suerte no se despertó. Tomé la mano de Harry y caminé junto a él. Me llevo hasta la habitación y cerró la puerta con seguro, abrió un cajón de la cómoda y saco un brazalete que tenía las iniciales de nuestros hijos, y en el centro la de él y la mía, estiré mi mano y me lo puso, luego él se quitó su chaqueta y me dejo ver su muñeca, tenía el mismo que yo.

-Esta es toda mi felicidad. Esto es todo lo que nunca en mi vida pensé tener, pero como siempre lo he dicho he sido el hombre más afortunado, desde el primer momento en que te sostuve, desde ese maldito momento.

-Touchdown Thompson.

-Te amo Sofía.

-Te amo Harry.

“Sí te amo Harry Thompson”