Capitulo 8: Primer año: Secretos

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Martes 5 de Octubre, 1971

La siguiente luna llena pasó muy parecido a la primera. Esta vez el lobo claramente se había puesto inquieto, porque Remus despertó con unos cuantos arañazos profundos.

—Se curan realmente rápido con un poco de antiséptico. —le aconsejó a Madam Pomfrey, quien se preocupaba por él en la fría luz de la mañana.

—Y aún más rápido con magia. —sonrió, agitando su varita. Los cortes se cerraron casi al instante, Remus se quedó mirando, impresionado. 

—¿También te puedes deshacer de las cicatrices? —preguntó, ansiosamente. Ella sacudió la cabeza, tristemente.

—No, Remus, no de estas. Lo siento.

—Está bien. —suspiró, vistiéndose para la escuela. Esta vez había traído un cambio de ropa consigo y la había dejado en el túnel justo afuera de la casa para evitar tener que volver a la torre. Se había a los chicos en su primera clase, y los dejó preguntarse dónde había estado.

—No tienes que ir a la escuela hoy —le decía Madam Pomfrey —, no si estás muy cansado. Puedo darte una nota.

—Quiero ir. —respondió él —. No es tan malo, honestamente.

Pomfrey lo miró con ojos serios.

—No está tan mal ahora. Me temo que las transformaciones pueden comenzar a pasar factura a medida que crezcas.

—¿Has tenido que cuidar a otros niños como yo, entonces? —Había querido hacer esa pregunta hacía una eternidad, pero no estaba seguro cómo.

—No, querido, eres el primer estudiante en Hogwarts que conozco que ha sido...

—¿Mordido?

—Que ha sido mordido. —aceptó, agradecida —. Pero te prometo que sé lo que hago. He leído mucho sobre el tema.

—¿Quieres decir que hay libros? ¿Sobre gente como yo?

—Bueno, sí. —sonaba sorprendida. Se sentó en la cama mientras él terminaba de vestirse —. Podrías tomar prestados algunos de ellos, ¿si quieres?

Él pensó en ello, y luego sacudió la cabeza.

***

Tuvieron Transformaciones a primera hora, pero McGonagall no le dio castigo por no hacer sus deberes – obviamente había decidido ser más indulgente alrededor de la luna llena. Sí que le hizo prometer traerla consigo la próxima vez, y él aceptó, esperando sonar sincero. James, Sirius y Peter pasaron la mitad de la lección intentando llamar su atención, pero él los ignoró firmemente hasta que McGonagall amenazó con separarlos a los cuatro.

En los pasillos en su camino a Encantamientos, Remus sabía que no había escapatoria. Era una buena charla de cinco minutos.

—¿Y? ¡¿Dónde estuviste?! —espetó Sirius, caminando a su lado izquierdo.

—En ningún lado. —respondió él, intentando apresurarse.

—Oh, sigue. —suplicó James, surgiendo a su lado derecho —. ¡Dinos! ¿Fue el mismo lugar al que fuiste el mes pasado?

—Tal vez.

—¿Estuviste castigado de nuevo? —preguntó Peter, esforzándose por mantener el paso. Remus se maldijo a sí mismo por no pensar en eso – un castigo hubiese sido la excusa perfecta.

—Nope.

—¿Entonces dónde –

—¡Fíjate por dónde vas, mestizo!

All the young dudes - españolWhere stories live. Discover now