Capítulo 170: La guerra: Invierno de 1980 y primavera de 1981

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A: sangre, violencia, homofobia, alcoholismo.

Sirius hizo que Remus se fuera directamente a la cama después de lo ocurrido en Galloway. Ferox convocó a Moody a la escena e hizo una excusa por ellos. Remus quería preguntar sobre el cuerpo de Livia, ¿Planeaban enterrarla, al menos? No sabía si Livia había tenido algún deseo con respecto a su lugar de descanso final, pero asumía que preferiría estar en algún lugar de la naturaleza; en algún lugar dónde la luz de la luna pudiera alcanzarla.

Marlene se acercó al apartamento de camino al trabajo para arreglar su brazo roto.

— Gracias, Marls, — sonrió débilmente, — Puedo arreglar una dislocación sin problema, pero un hueso roto...

— Realmente no deberías hacerte hechizos a tí mismo, Remus — ella lo reprendió — Sabes que siempre puedes contactarme, si es necesario.

— Lo sé.

Dejó un somnífero y un poco más de su propio ungüento para aliviar el dolor de Remus, y le ordenó que se quedara en la cama y no hiciera nada útil o importante durante al menos cuarenta y ocho horas.

No fue hasta el día siguiente, cuando Remus se despertó después de las dos de la tarde, que de repente el terror se apoderó de él al recordar las últimas palabras de Greyback.

— ¡Va a matar a Ferox! — Gritó, sentándose en la cama.

Sirius entró desde la sala de estar, con los ojos muy abiertos por la preocupación.

— ¿Qué?

— ¡Necesitamos encontrar a Greyback! — Remus dijo, saliendo de la cama, con las extremidades crujiendo, — ¡Dijo que mataría a Ferox!

— Moony, todo está arreglado, — dijo Sirius, colocando sus manos frías sobre los hombros de Remus, alisando sus brazos en un gesto reconfortante, — Ferox se va a mudar a una casa segura, aumentará su seguridad y estará más alerta. No te preocupes.

— No será suficiente, — Remus negó con la cabeza, rechazando los intentos de Sirius de calmarlo, — Moody y Ferox, no tratan a Greyback como una verdadera amenaza ¡Mira lo que pasó! Es más peligroso de lo que piensan, y ahora está enojado...

— Estoy seguro de que Moody lo sabe, incluso si Ferox es un poco arrogante al respecto. — Dijo Sirius. Estaba siendo tan diplomático; tan razonable, era exasperante. — ¿Cómo te sientes? Pondré la tetera, ¿Por qué no te bañas? Te sentirás mejor…

Remus sí se bañó, porque todavía le dolían los músculos. Después se untó un poco del ungüento de Marlene, lo que al menos significaba que podía enderezarse por completo. Se negaba a descansar. Todo lo que quería hacer era verificar que Ferox estuviera bien, asegurarse de que tuviera la seguridad adecuada en su lugar. Después de todo, ¿No era Remus quien había estado haciendo todo el trabajo con respecto a los encantamientos de protección? Seguramente estaba dentro de sus competencias.

Al final, Sirius cedió y llamó a Moody a través de la chimenea. La cabeza canosa del Auror flotó entere las llamas como un espantoso huevo de pascua.

— Todo está bien, Lupin — ladró, — Puedes descansar.

— Pero Ojoloco —suplicó Remus, de rodillas frente a la chimenea— Greyback lo encontrará, sé que lo hará, podrá rastrear su aroma, si me dice dónde está, entonces yo puedo...

All the young dudes - españolWhere stories live. Discover now