Capítulo 168: La guerra: Primavera y verano de 1980

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A: Muerte

Ese Enero, poco más de un año después del funeral de su madre, Remus asistió a otro servicio conmemorativo, esta vez para Fleamont y Euphemia Potter.

Fallecieron con unas horas de diferencia en los últimos y sombríos días de Diciembre. Su pérdida se sintió inmensamente, y no solo por los miembros de la Orden. La mansión Potter estuvo llena durante semanas con visitantes, dolientes y viejos amigos, y cada uno de ellos tenía una historia de alguna bondad que los padres de James habían realizado.

— Euphemia siempre solía decirme que podía preguntarle cualquier cosa cuando la veía en St Mungo's. — Marlene sollozó: — Era una sanadora tan brillante, desearía haberla conocido antes.

— Fueron tan amables con nosotros cuando huímos — dijo Andrómeda, sosteniendo la mano de Ted y haciendo rebotar a su hija en su cadera, — Chequeaban como estábamos todo el tiempo, se aseguraron de que nunca lucháramos por nada... simplemente no puedo creer que se hayan ido...

— Sería un orgullo para mí si algún día nuestra casa es la mitad de lo acogedora que fue la de ellos. — Agregó Arthur Weasley, limpiando sus lentes, que se habían empañado.

— Los mejores entre los magos — entonó Dumbledore en el discurso que dio en el servicio. — Eran un faro de comprensión, tolerancia, buen humor y comunidad, eran todos los valores que más apreciamos.

— Supongo que es adecuado que se hayan ido en Navidad — dijo una anciana arrugada en el velorio, — Siempre amé venir a los Potter para la fiesta del Boxing Day.

— ¡Extrañaré los pasteles de carne picada de Effie! — Añadió un anciano.

— ¡Extrañaré la cerveza casera de Monty! — Otro se rió a carcajadas. Una pequeña risa cariñosa, seguida de un tierno silencio mientras todos recordaban la ilimitada hospitalidad de los Potter.

Remus se guardó sus propios recuerdos de los Potter, porque sentía que tenía el menor derecho a reclamarlos. Aun así, nunca olvidaría que habían sido ellos quienes lo acogieron cuando se encontró sin hogar a los diecisiete años, y quienes lo ayudaron a localizar a su madre.

En cierto modo, era diferente de las muertes anteriores en la Orden, porque los Potter habían muerto a una edad avanzada y no habían sido asesinados, por lo que había más espacio para los recuerdos felices.

Aún así, seguía sin sentirse justo. El tiempo no tiene sentido, cuando se trata de las personas que amas, reflexionó Remus. Once meses no había sido tiempo suficiente con Hope, y probablemente veinte años no habían sido suficientes para James.

Sirius, Peter y Remus tomaron en silencio la decisión de unirse por James. Él había sido la fuente de la fuerza de los merodeadores desde que eran niños; había defendido o apoyado desinteresadamente a cada uno de ellos en un momento u otro, y no había duda de que había llegado el momento de devolverle el favor ahora, en su momento más oscuro.

Asumieron la tarea de saludar a la mayor cantidad posible de los llegados y mantenerlos alejados de James, que tenía bastante con lo que lidiar. Durante dos semanas completas, los tres pasaron sus días aceptando ramos de flores y potes de comida casera (los cuáles eran muy útiles porque Gully, el elfo doméstico, había estado inconsolable y se pasaba todo el tiempo acurrucado bajo el aga, sollozando y bebiendo cerveza de mantequilla). Lily manejó todo lo financiero o legal - Remus no pudo evitar admirar la rapidez con la que se dedicó a la ley de propiedad mágica - mientras Alice y Molly la ayudaron a administrar la casa y empacar las cosas que necesitaban empacar.

All the young dudes - españolWhere stories live. Discover now