Capítulo 169: La guerra: Otoño e invierno 1980

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A: Violencia y muerte.

Miércoles, 3 de Septiembre de 1980

Whooosh, splash.

Remus aterrizó de pie justo en un charco de barro en medio de la calle principal.

— Carajo. — Murmuró, tirando su capa fuera del suelo, sus botas estaban más allá de su salvación; sus calcetines ya estaban empapados. No se había dado cuenta de que los agujeros en ellos eran tan grandes, definitivamente era hora de comprarse un nuevo par, tendría que chequear sus ahorros.

Parecía que también iba a llover más tarde. Malditamente perfecto.

Remus estaba de muy mal humor, y sus pies mojados no tenían mucho que ver con eso. Aún así, estaba en Hogsmeade por una razón, y sabía que solo tenía que levantarse los pantalones (metafóricamente) y seguir adelante. Deseaba no estar solo, pero incluso si alguien hubiera estado disponible para acompañarlo (James estaba con el bebé, Lily y Sirius estaban en Broadstairs en reconocimiento, Marlene, Peter y Mary estaban trabajando), le habían dicho que fuera solo. Como siempre.

Caminó penosamente hacia las Tres Escobas, pensando que al menos habría un buen fuego caliente y tal vez un trago de whisky esperándolo. Lo necesitaría. Siempre que lo llamaban para encontrarse con alguien a solas, generalmente era sobre algún asunto de hombres lobo, y eso siempre requería un trago fuerte. Esperaba que fueran noticias de Greyback en lugar de Castor.

Comenzó a lloviznar mientras caminaba hacia el pub, y trotó un poco hasta el para salvar el resto de su ropa de la lluvia. Era una tarde tranquila en la pequeña aldea escocesa: los estudiantes de Hogwarts estaban en sus lecciones, los magos que vivían en la ciudad estaban cada uno en sus ocupaciones. Muy pocas personas salían de sus casa en estos días, a no ser que tuvieran que hacerlo.

El pub era bonito y estaba vacío. Remus sintió una punzada de nostalgia cuando entró, recordando cómo hacía solo dos años él y sus amigos se habían sentado en una de las mesas, con ojos brillantes e ingenuos, esperando su futuro. ¿Quién podría haber sabido que salvar al mundo sería un trabajo tan gris y monótono?

— ¡Remus Lupin, como vivo y respiro! — Rosmerta gorjeó desde la barra, con una mano en su cadera redonda, el pecho desbordado como de costumbre. Ella miró esperanzada por encima de su hombro, — ¿Black no está contigo?

Remus negó con la cabeza y fue a sentarse cerca de la chimenea, para poder al menos intentar secarse los zapatos.

— Hoy no, Rosmerta, — dijo, tratando de aparentar estar de buen humor — Podría darme un vaso de ...

— Dos vasos, cerveza de mantequilla, por favor — entonó una voz familiar. Remus se dio la vuelta, encontrándose cara a cara con Dumbledore.

— Oh, h-hola, profesor. — Remus dijo, avergonzado.

— Remus, — Dumbledore asintió cortésmente. Ya no lo llamaba 'Sr. Lupin', no desde que Remus le había pedido que no lo hiciera, años atrás. — Por favor, siéntate — hizo un gesto cortés, como un vicario a punto de dar un sermón.

Remus se sentó. Dumbledore siempre lo hacía sentir como si tuviera once años.

— ¿Cómo has estado? — Preguntó su antiguo director, amablemente y con gracia tomando el sillón de enfrente. Dejó un pesado maletín de cuero en la alfombra entre ellos. Remus lo miró con recelo, pero respondió:

All the young dudes - españolWhere stories live. Discover now