Capitulo 60: Cuarto año: Octubre

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Cuando los besos de Lily no llegaron, James exigió que extendieran la apuesta para que durara todo el año. Sirius, a su vez, dijo que en ese caso debería valer el doble de los galeones, lo que puso blanco a Peter. Remus una vez más dio a conocer su desaprobación por todo el asunto y exigió que lo descartaran.

Tenía cosas mucho mejores en las que dedicar su tiempo, y no gastaría más dinero del necesario. Los demás tendrían que estar contentos con una rana de chocolate cada uno para Navidad, porque simplemente no podía gastar el dinero. Remus sabía que necesitaría hasta el último knut para el momento en el que cumpliera diecisiete, y entonces pudiera comenzar su misión de encontrar a Greyback.

Su investigación hasta ahora había sido infructuosa. Había reunido tantas ediciones antiguas del El Profeta como le fue posible, de la biblioteca y de la sala común. Algunas de las ediciones más recientes tenían artículos que mencionaban manadas de hombres lobo, pero apenas había detalles y no se mencionaban nombres. Al final, Remus se vio obligado a concluir que nadie sabía realmente nada sólido. Se imaginó que los hombres lobo eran difíciles de encontrar, especialmente si eran magos comunes la mayor parte del tiempo.

Preguntarle a Ferox parecía el siguiente paso de acción más sensato. El profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas había sugerido que sabía más de lo que inicialmente le había revelado a Remus el último trimestre, solo que Remus no había tenido el ánimo para preguntar, todavía recuperándose de la noticia de que Ferox había trabajado para Lyall. Sin embargo, necesitaba hacer acopio de valor antes de volver, y planificar sus preguntas con suficiente cuidado para que Ferox no sospechara nada.

Octubre comenzó y terminó con luna llena ese año, lo que parecía muy injusto, especialmente porque significaba que Remus se perdería el banquete de Halloween. Aun así, el clima era inusualmente cálido y los merodeadores pasaban la mayor parte de su tiempo libre disfrutando de los terrenos bajo un hermoso cielo azul, rodeados de los rojos y naranjas dorados del otoño más hermoso que Remus pudiese recordar.

Los fines de semana se sentaba en los puestos de quidditch con varios libros, pergamino y una pluma, y completaba su tarea y lectura avanzada, ocasionalmente levantaba la vista para ver uno de los ejercicios de James, o animaba al pobre Peter, que a menudo se quedaba atascado en el puesto de portero. A veces, Marlene practicaba con ellos, lo que hacía que las tardes fueran aún más agradables, ya que Lily y Mary inevitablemente pasaban por allí.

Sirius no podía quedarse quieto durante estas sesiones. Alternó entre tratar de concentrarse en su tarea, saltar en su escoba para una carrera con James, y escribir complejas jugadas tácticas que pensó que el equipo de Gryffindor debería usar en su primer juego, programado para Noviembre.

— Tenemos que vencer a Slytherin este año. — Siguió murmurando. — Les vamos a demostrar.

Slytherin había ganado la copa de quidditch el año anterior, y era un punto muy doloroso para los Gryffindors, particularmente Sirius, ya que tanto Narcissa como Regulus habían estado en el equipo ganador. Este año era solo Regulus, quien había reemplazado a su prima mayor como buscador. Remus solo sabía esto por James; Sirius no había mencionado nada.

— Necesitas apoyarte más en tu escoba, cuando haces un swing — le decía Sirius a Marlene, quien acababa de sentarse a descansar. Tenía la cara roja, el pelo rubio pegado a las sienes húmedas y no estaba de humor para el comentario de Sirius.

— Golpeo las bludgers nueve de cada diez veces. — Ella respondió jadeando: — Diez veces, en mis mejores juegos. Incluso Mulciber no puede manejar eso.

— No intentes ser mejor que la competencia — le advirtió Sirius, piadosamente, — Solo tienes que vencerte a ti misma.

— Mira, Black, si crees que puedes hacerlo mejor, estamos probando para golpeadores el martes.

All the young dudes - españolWhere stories live. Discover now