Capitulo 40

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No eran más de las 7 de la mañana. El cielo estaba nublado pero el pronóstico aseguro que hoy no llovería. El viento era frio pero leve. Se acercaba el otoño. Se podían ver las hojas de los arboles de color anaranjada. De todos los tipos de naranja que se puede ver. Envuelta en una toalla trataba de pensar en que ponerse. Con un buso lindo y una blusa con una chaqueta pasable estaría bien. No podía vestirse con cosas lindas ni caras ya que tener a un pequeño de 5 años cuesta trabajo junto con muchas manchas de todo tipo.

Tenía que apurarse antes de que Drew despierte hambriento. Agarro su corta melena con una moña solo hasta que este seca. Se vistió rápidamente y corrió a la cocina a preparar la papilla que tanto le encantaba al pequeño. Ya era la hora de que Drew despertara pero el aun no lo había hecho. De seguro está cansado por todo el correteo que se dio, ayer. Estuvo más que imperativo y no durmió si no hasta las 11. Sin embargo Victoria no pudo dormir hasta las 12:30.

Cansada era poco para lo que sentía. Tal vez le pediría su madre que cuidara al pequeño en la tarde. Solo por un par de horas para que ella pudiera dormir. Metió la papilla en el microondas esperando que no se enfriara y decidió darle de comer cuando él quiera despertarse. Se dirigió por el pasillo en dirección a su habitación, haciendo poco ruido para que su niño no se despertara. El timbre estropeo todo ¿Quién podría ser? Maldijo cuando escucho algo proveniente del cuarto de Drew. Sin importar quien esperaba en la puerta principal, se acerco al cuarto de su hijo. Asomo la cabeza por la puerta y comprobó que el pequeño dormía placenteramente en su cama.

Cerró la puerta lentamente y camino rápidamente hasta la puerta principal. Tomo la perilla y abrió velozmente antes de que aquella persona volviera a tocar el ruidoso timbre. Se quedo congelada cuando miro a la persona delante de ella. Fue como un balde de agua fría lo que sintió al verlo. Rabia, dolor, confusión, temor. Todo aquello era un remolino de sentimientos que se mezclaban.

Estaba diferente. Ya no se veía como un adolecente problemático y inseguro. Un niño de mama. Ahora, estaba más maduro. Mantenía su estilo de adolecente pero de un modo más serio y propio. El cabello lo tenía más largo. Una moderada melena que llegaba a la punta de sus orejas. Tanto tiempo recordándolo con el cabello casi rapado, olvidando que se veía igual al niño que era en su infancia.

Pensó en tirarle la puerta en la cara o insultarlo de mil formas diferentes pero simplemente se quedo callada cuando vio la sonrisa apenada de Josh desde donde estaba. Respiro profundo y no pudo evitar sentir rabia. Se dio cuenta de que aun le encantaba aquella sonrisa penosa. No podía seguirle encantando nada de él. Es un cobarde y un estúpido.

-Victoria...

-¿ah que vienes? ¿Por qué te apareces ? ¿Enserio piensas que tengo ganas de oír lo que vienes a decirme?

-¿puedes darme una oportunidad para hablar sobre el tema? - pregunto tranquilo y sereno-

-¿es que no entiendo de que quieres hablar? Tu mismo lo dijiste todo cuando no quisiste hacerte cargo de Drew

-¿Drew? - Pregunto con un tono alegre y esperanzado - ¿así le pusiste?

Victoria asintió con la cabeza - Josh será mejor que...

Rápidamente la interrumpió - Solo déjame decir lo que tengo que decir

Victoria lo dudo. No quería, sabía que si lo dejaba pasar seria débil ante el, que volvería a caer en sus redes y eso no estaba a discusión. Estaba lista de negarse rotundamente pero recordó hace muchos años cuando su padre engaño su madre aquellos días fueron los peores. Su madre lloraba todo el día y su padre no se aparecía siquiera. Pasaron 4 días de la misma manera hasta que por fin el apareció. Su madre acepto las explicaciones que les tenía que dar y al final lo perdono. Victoria jamás entendió porque acepto las explicaciones. Ahora ella se encontraba en lo mismo. Podía darle la oportunidad de hablar o solo votarlo y alejarse de él. Pensó en Drew y abrió mas la puerta para dejar que el pasara.

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