Capitulo 42

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El teléfono sonó por tercera vez. Jennifer entro en la oficina con la respiración agitada. Hizo una señal así el para que sepa que la llamada iba directamente hacia el señor Bieber. Justin asintió y tomo el teléfono. Espero a que Jennifer desaparezca por la puerta y tomo la llamada cómodamente. Sabía perfectamente quien estaría del otro lado de la línea.

-Dime que tienes noticias nuevas - susurro Justin firmando algunos documentos-

-hemos hecho muchas investigaciones - pauso esperando que Justin comentara algo pero simplemente no lo hizo- la estamos rastreando y logramos ver que el día del robo ella tomo un vuelo junto con otra persona hacia Inglaterra, estuvieron una semana para después tomar otro avión a Francia, pasaron por Italia para quedarse en Nueva Zelanda. Volvió a América y ahora creemos que esta en Panamá.

-¿Cómo que creen que esta en Panamá?

- Se compraron dos pasajes desde el monto de dinero robado. Uno hacia Panamá y otro hacia el Caribe.

-¿Cómo lograran localizarla?

-También investigamos y encontramos que los dos vuelos se encontraran en Costa rica en una semana. Enviaremos detectives y guardias de seguridad encubiertos para atraparla. También repartimos su foto por todo centro América

-¿con eso lograran dar con ella?

-Eso es lo más seguro señor

-Bien, vuélvame a llamar cuando la tengan con unas esposas en un avión hacia aquí lista para ser encarcelada.

-Así lo hare, señor

Sin contestar nada Justin colgó el teléfono y siguió firmando los últimos documentos. En ese instante otra vez tocaron a su puerta. Esta vez con más calma. Elevo la vista y vio como su secretaria entraba con una agenda en la mano y muchos papeles. Camino tranquilamente por la oficina, paciente a la hora de llegar hasta estar en frente de su jefe. Justin aun se sentía culpable por las semanas de sufrimiento de la pobre muchacha que no había hecho nada para merecérselo.

-Tiene una reunión con la empresa Banks en media hora y otra reunión con los ejecutivos para ver lo de las ganancias de este mes.

- Bien. Ten preparado el auto para salir hacia las empresas Banks. Dentro de 15 minutos saldremos.

-En seguida señor ¿algo más?

-No en este momento nada.

Con esas palabras Jennifer se retiro de la oficina. Justin no pudo seguir con la concentración. Simplemente recordaba las primeras semanas que pasaba en la cárcel investigando quien había sido el que robo todo el dinero del Banco.

*
Un oficial de seguridad que cuidaba las celdas lo dirigía a el junto con su abogado por los pasillos de la cárcel. No era la hora de las visitas pero en este caso lo que la venia a hacer no era ninguna visita. Más bien, un interrogatorio. Entraron por un pasillo grande. Que parecía con un sinfín de celdas. Se escuchaban los murmullos de las mujeres que habitaban las demás celdas, viendo por detrás de los barrotes. Una que otra mujer que había perdido su decencia se ponía a silbar hacia Justin. Cosas vulgares que por lo que se sabe solamente se dignan a decir los hombres.
El oficial no paraba. Seguía caminando lentamente mientras tarareaba una delicada canción. Justin por otra parte se encuentra abrumado e incomodo dentro de aquellas paredes. Siempre le pasa al poner  un pie dentro de aquel lugar asqueroso. El hombre de las llaves comenzó a juguetear con ellas. Buscando una en particular. Cuando pensaron que jamás llegarían a la celda donde se encontraba su sospechosa, el oficial se detuvo e introdujo las llaves.
Allí estaba con el cabello enmarañado y un uniforme de presa. Color azul marino. Estaba con los ojos cerrados, apoyada en la pared, sentada en su cama con las mejillas mojadas y los labios hinchados. Por primera vez desde que la conoce deseo besarla, quizás fue por el hecho a que el jamás se resiste a unos labios gruesos. Sabía perfectamente que los labios de Jennifer eran delgados y sin color pero cuando una mujer llora los labios se convierten en mantequilla, suaves y esponjosos. Dignos de probar.

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