Capítulo 69

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El viento de frente les revolvía indiscriminadamente el cabello. La gravedad insistía con llevarlos al fondo del paisaje. La obscuridad de los suburbios de la ciudad los cubría con su manto clandestino y el bullicio de la ciudad borraba su recorrido distrayendo a las masas y evitando las miradas hacia el cielo.

Ambos muchachos se balanceaban discretos por encima de las avenidas sin ser percibidos. Aquella noche devino su momento crucial y más significativo.

A pesar de los movimientos suaves, Jonathan no disminuía la entereza de su tierno abrazo. Se afianzaba a Damian tan fuerte y tan ansioso como si realmente fuera a caer al vacío si se soltaba. Por supuesto, no distanciaba su rostro del hombro del ojiverde. Concentraba minuciosamente sus sentidos en asimilar la presencia de aquel que lo sujetaba segura y tiernamente.

El viaje no se sentía tedioso o complicado. De cualquier forma, Jonathan dejó de pensar en otra cosa que no fuera Damian y su rencuentro.

Por su lado, Damian proyectaba su energía en sostener a Jonathan con un brazo y con el otro a asir el gancho que les impedía una caída.

En su mente inmutable, Damian llevaba algunos pensamientos relativos a lo que sucedió en aquella azotea donde su familia le cubrió la huida; sin embargo, la mayoría de sus reflexiones aunaban certeramente y de forma más directa, en el hecho de haberse topado con ese joven que tanto gravitaba en sus ansias; porque sí, en cuanto lo escuchó pronunciar su nombre, toda su atención se aglutinó en un solo objetivo. El mismo que nació al oír esos llamados durante su prolongado sueño.

"¿Quién eres en realidad? ¿Por qué me llamabas con urgencia? ¿Y por qué siento estas enormes ganas de verte?" Se preguntaba Damian implícitamente mientras trataba de comprender racionalmente toda aquella puesta en escena que la familia de kriptonianos había protagonizado.

Se alejaron cuantiosamente de aquella zona de guerra. Se tomaron el tiempo para dejar atrás todo ese caos y gritos parentales. Eventualmente, arribaron a los parajes aledaños de ciudad Gótica, precisamente, a los sitios más solitarios y silenciosos de aquella urbe.

Damian avistó una azotea friolenta y obscura, apenas iluminada con los residuos de los faroles del fondo y los reflejos lunares que rebotaban de las nubes. Ahí se balanceó con un último esfuerzo y aterrizó calmo y suave.

Retrajo su cable sin soltar a su acompañante, quien tampoco alejó sus propios brazos.

Con esa pose, permanecieron algunos segundos antes de balbucear lo que debía ser obvio entre los dos. Jonathan entonces, bajó sus hombros y alejó su rostro justo lo necesario para ver a Damian de frente.

El mayor de los dos lo esperaba con su mirada fija y seria, pero no molesto o ansioso. En sus orbes se podía distinguir cierta curiosidad y expectación, pero todavía conservando la exigencia de una sensatez profunda.

-Damian... -Susurró Jonathan cambiando su fachada conmovida, por una más esperanzadora y contemplativa-. Damian, yo... Tengo muchas preguntas y...

-No. –Respondió el ojiverde sagaz y contundente, dejando al pobre oyente con la palabra en la boca e intrigado por esa sorpresiva contestación-. La respuesta sigue siendo no. No he recuperado mi memoria. –Completó Damian soltando al menor de los Kent y dando un paso hacia atrás-.

Jonathan permanecía en sus cinco segundos de aturdimiento. No alcanzaba a comprender esa repentina secuencia de palabras. Lo mínimo que se le ocurrió decir fue la repetición espontánea de esa negativa.

-¿No? –Musitó aún con su expresión algo desilusionada-. ¿Pe...?

-Lo lamento. Ésa es la verdad. –Volvió a interrumpir el mayor-. No ha habido ningún avance en estas últimas semanas y los médicos no argumentaron una buena prognosis.

Por Favor, ¡No! Me Olvides [DamiJon]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora