Capítulo 57

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La luz de los túneles brillaba como el propio Sol. Todos en las gradas gritaron emocionados, eufóricos, repletos de ansiedad por observar la masacre muy pronta en la agenda, pues lo que más esperaban finalmente aparecía.

-¡Ahí están! –Exclamó Jonathan impresionado por las criaturas que comenzaron a manifestarse a través de los portales-.

Los servidores del dios alado finalmente se replegaban a través de la luz. Toda la arena se estremeció con las agresivas pisadas. Los rugidos se hicieron escuchar retumbando los tímpanos de los asistentes. Su presencia encendió los ánimos y la emoción. El lugar se convirtió en un vórtice de entusiasmo y fanatismo. Los ojos de cada espectador se impregnaron con la silueta de las bestias. Ya nadie dentro de la prisión al aire libre estaría exento de su poder y violencia.

Cualquiera que no estuviera pisando los gránulos del área de combate reía eufórico por lo que a continuación sucedería. Estándar contrario para los prisioneros, quienes iniciaron una carrera para huir de lo que ellos ya conocían muy bien. Las criaturas, apenas al verse expulsadas del pasadizo, abrieron sus hocicos liberando su tórrida y estruendosa voz, provocando el terror en la ofrendas.

El caos se presentó inevitable entre aquellas filas. Su único objetivo fue no morir de inmediato en las fauces de aquellos dragones. Todos los secuestrados se enajenaron en correr despavoridos, incluso pasando por encima de sus propios compañeros. Ni las armas que modestamente portaban les dieron alguna esperanza. Sabían de sobra que esas ridículas espadas y lanzas no serían lo suficiente ni siquiera para rasguñarlos. El teatro que se desembocaría ya estaba por demás estipulado. No había salida para su condena. Sus gritos aterrorizados no hicieron más que excitar a la audiencia.

Ese estruendo llamó considerablemente la atención de Jonathan. Se paralizó un poco comprendiendo lo que significaba aquel escenario. Esas personas no tendrían oportunidad contra los dragones. Si a un hijo de Kriptón le costó mucho derribar a uno de ellos, ninguno de los prisioneros siquiera se acercaría. Aquella puesta en escena no era una opción para tratar de ganarse la libertad y un boleto para volver a casa, sino una mesa de manjares ofertada para aquellos monstruos hambrientos. De sólo pensar en ello, Jonathan se estremeció retrayéndose un poco.

En cambio, los dragones se precipitaron nada más sentir el piso bajo sus pies. A la orden de su propio rugido, se lanzaron buscando su alimento, dejando atrás los portales que comenzaban a cerrarse. No hubo entonces, más opción que correr lo más rápido y lejos posible. Los cuatro se encaminaron agresivos detrás de los prisioneros, quienes huían desesperados de una muerte segura. No obstante, dentro ese escenario inevitable, luego de algunas pisadas, uno de los dragones se detuvo extrañando a la multitud. Se irguió enfocando su mirada iracunda sobre un sujeto que atravesaba la arena con dirección a la plataforma. En cuanto lo vio, decidió abrir sus fauces y arremeter contra el objetivo con una esfera luminosa.

Aquel ataque asustó a Jonathan obligándolo a recordar los últimos encuentros que tuvo que solventar para proteger su vida. Del mismo modo, se estremeció al remembrar esa noche en la que llegaron a aquel lugar, pues fue una de esas esferas la que le quitó su memoria y quizá pudo haberle dado aquel destino que los prisioneros ahora vivían.

En ello se enclaustraba tanto, que Jon no reaccionó prontamente a lo acontecía frente a él, sólo miraba enajenado lo pudo haberle pasado, a él, a Damian y a sus hermanos, pues hubiese sido cuestión de tiempo el que fueran atrapados.

"Si no fuera por Dami, yo..." Reflexionó angustiado. "Él me rescató. Gracias a él estoy a salvo. Damian se arriesgó mucho por mí. ¡Dios, si no fuera por él...!" Cavilaba internado en sus tiernas resoluciones. Se sentía más intimidado por lo que hubiese podido pasar que por lo que iba a acontecer si no despertaba de su letargo.

Por Favor, ¡No! Me Olvides [DamiJon]Where stories live. Discover now