Capítulo 41

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Los murmullos a su alrededor le causaron dolorosos escalofríos. Sus uñas se encajaron en el suelo arenoso y rasposo. Rechinó los dientes percatándose de su pesado sueño. Abrió los ojos como si un incendio se desplegara a su alrededor, obligándolo a gritar para despejar y desatorar su garganta.

Lo primero frente a sus ojos fue un hombre que le limpiaba el rostro con un paño húmedo, cuya expresión a simple vista reflejaba curiosidad y preocupación. Damian se sentó inmediatamente, arrastrándose para alejarse de aquella presencia. En cuanto llegó al muro, se puso de pie sosteniéndose el abdomen adolorido, sus piernas lo sostenían trabajando horas extras, claramente percibía su cuerpo cansado y muy lacerado.

Se sacudió mentalmente intentando recuperar sus sentidos en ese instante y lugar. Miró desconfiado al sujeto que lo acompañaba, giró su vista buscando información. Cientos de preguntas arribaron a la punta de su lengua, pero su respiración se concentró en explicarse la descripción del recinto.

Los muros de piedra, con una diminuta ventana abarrotada en lo alto de la pared y una reja metálica con gruesos arreglos desplegada en uno de los cuatro extremos de la habitación, le dieron los indicios necesarios. "Una celda." Concluyó Damian recabando lo mínimo inexcusable. Regresó su mirada a su acompañante, quien vestía una especie de armadura ya gastada y rota, así también le descubrió varias heridas y vendajes improvisados. El ojiverde frunció el ceño erizando su espalda, lanzando advertencias con su mirada y postura.

-¿Estás bien? –Le preguntó dudoso al ojiverde-. No temas, yo no soy tu enemigo, no te haré nada...

Damian respingó su nariz volviéndose inalcanzable ante el tipo. Pensó presumidamente en una respuesta sarcástica e hiriente, sin embargo, cayó estúpidamente en cuenta de las palabras que fueron pronunciadas.

-¿Hablas mi idioma? –Le inquirió bajando su guardia, percatándose y asegurándose que realmente había escuchado lo que se había dicho-.

-No, de hecho no... -Le respondió al mirar cómo el muchacho recién llegado bajaba sus defensas-.

-¿No?

-Nadie aquí habla el mismo idioma, son estas cosas las que nos permiten entendernos... -Habló el hombre tocando una especie de collar ajustado a su cuello-. Tú también tienes uno... -Completó señalándole a Damian el que tenía alrededor de su propia garganta-.

El guardián de Gótica llevó inercialmente su mano al artefacto. Lo tocó sobresaltándose, intentando quitárselo, surcando cada detalle para encontrar cómo sacárselo.

-¿Qué demonios es esto? –Exclamó jalando el collar-.

Levantó su cara revisándose. Tentó con sus dedos un pequeño relieve que parecía ser una incrustación. Bajó su mirada enfocando a aquel hombre. El collar parecía ser el mismo que Damian portaba. El muchacho se acercó para mirarlo mejor. Sólo así confirmó que ese artefacto tenía un cristal acomodado en cada uno de ellos.

-Nos lo ponen cuando llegamos aquí. –Agregó el sujeto-. Esto nos permite hablar entre nosotros y entender lo que esas personas dicen... Ya intenté quitármelo, pero nada lo rompe...

Damian insistió para quitárselo, pero sólo logró lastimar sus dedos. Suspiró derrotado, bastante pasmado e incrédulo ante lo que se desarrollaba frente a sí. Entre sus decenas de preguntas y sus dolencias físicas, no halló realmente por dónde empezar. Se aquietó volviéndose a sentar. Respiraba profundamente para recobrar su concentración. Todo había pasado muy rápido. ¿Cómo todo había empeorado de un momento a otro? Y ahora se encontraba ahí, encerrado, junto a un desconocido y aparentemente solo, sin sus hermanos o Jon.

Por Favor, ¡No! Me Olvides [DamiJon]Where stories live. Discover now