Capítulo 48

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-Hay tanto que quiero decirte, Jason... -Musitó Tim retomando su andar-.

Sólo un poco más y llegaría a aquel ventanal. Desplegó su gancho atorándolo en el la cornisa final de la torre. Comenzó lentamente a retraer el cable, estrechando su cuerpo contra el muro. Paulatinamente, sus manos alcanzaron la orilla de la ventana siendo lo más cauteloso posible, ocupando cada uno de sus sentidos y preparándose para afrontar lo que hubiese en el interior de aquella habitación.

Respiró justo antes de que su cabeza llegara al límite. La asomó mientras escuchaba voces. Evidentemente, no entendía palabra alguna y eso no le importaba, estaba más preocupado por encontrar soldados o comenzar una lucha que pudiera evitarle la investigación. Sin embargo, nada en su entrenamiento lo había preparado para contraponerse a la tórrida imagen que descubrió entre las tenues luces de las velas de alrededor.

En cuanto vio lo que sucedía, debió recapacitar dos veces si era real lo que él creía, pues pensó inverosímil la suerte de aquel sujeto encadenado a la cama. En un primer momento no vio su rostro, sólo visualizó a un hombre de folklóricas ropas que se retiraba una túnica y la abandonaba al pie del lecho. Luego observó su andar mientras subía a la cama montándose sobre el prisionero. Tim acomodó su cabeza y afinó su vista para obtener más información. Frunció el ceño al mirar como el cuerpo del sometido era besado y acariciado por el tipejo que se movía libremente, ya que pensó que algo no andaba muy bien al percatarse de la nula reacción de aquel prisionero. Vio los grilletes en sus tobillos, en sus muñecas, su cuerpo expuesto, pero ninguna respuesta de su ser. Lo observó siendo acosado sin oponerse. Tim se molestó por aquellas prácticas. Realmente no eran sus asuntos, pero ver la sumisión de aquel hombre y su entrega ante los roces de ese otro lo incomodaron. En su opinión, tener relaciones no debía tratarse de exigencias u obediencia, sino de entrega y acuerdos, donde ambos disfrutaran y sintieran placer. No estaba en contra de los juegos, de los roles, de las imaginaciones a la hora del acto, él incluso había fantaseado, así que los fetiches o raras parafilias no le eran indiferentes, no obstante, el atestiguar semejante comportamiento entre esos hombre le hizo extrañamente doler la cabeza. Algo en su actividad no le daba buena espina, y menos cuando vio la extrema y casi peligrosa pasividad del hombre que recibía.

Tim se ayudó de los brazos para apoyarse y subirse por completo a la rocosa orilla del ventanal. Inmediatamente se puso de pie ocultando su silueta en alguna de las columnas decorativas, enfocando mejor su vista en el panorama frente a él. Posó sus ojos en el preciso momento en el que aquel abusivo sujeto le murmuraba algo al oído de su prisionero.

El ojiazul no se preguntó por lo dicho. Esa actividad y esos individuos no le despertaban el más mínimo interés. Al contrario, reflexionó en cómo entrar sin ser visto o en lo que realmente significaba aquella habitación y su posición estratégica, pues concluyó que aquel hombre de ropas raras debía ser muy importante como para ocupar un lugar privilegiado y más con la vista que la altura le regalaba y el ventanal propicio para admirarla. Pensar en ello sólo hastió más a Tim, quien devolvió la mirada cavilando en lo que verdaderamente había detrás de ese acto tan impúdico, pues en su opinión, el cuarto era demasiado fastuoso para sólo ser una rincón destinado a prácticas de amantes. "El tipo debe ser muy importante. Es eso o esta habitación de verdad fue creada para mantener lejos las interrupciones o intrusos." Se dijo el ojiazul mientras revisaba el resto del recinto. "Sólo hay una puerta, así que el individuo tendría control del área en todo momento. Aunque es normal que no creerían que alguien entrara por este ventanal. Además, no habría motivo por qué detenerse, puesto que nadie pondría un pero a sus actos. Este lugar cuenta con una extrema privacidad. Quizá demasiada. Sólo es un hombre satisfaciendo sus deseos más primarios, aunque su compañero no se vea muy contento. Probablemente, por eso está encadenado realmente, y no por un fetiche mal ejecutado." Habló Tim para sus interiores mientras levantaba la mirada encuadrando a aquel mal afortunado hombre subyugado, sintiendo un efímero dolor en su pecho, percibiendo que ciertamente algo no iba calmo en su cauce.

Por Favor, ¡No! Me Olvides [DamiJon]Where stories live. Discover now