Capítulo 3

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A las afueras de la ciudad, sobre una gris y fría nave industrial, Jon lloraba inconsolablemente. Con su capa trataba de secar inútilmente sus lágrimas. No podía contenerse. No dejaba de lamentarse y odiar su imprudencia.

A pesar de los múltiples edificios alrededor, no había una sola alma que pudiera escuchar semejantes lamentos. El silencio nocturno era resquebrajado por los lloriqueos tristes del pequeño Jon.

No podía, más bien, no quería aceptar que lo había arruinado todo en una sola noche. Le había dicho a todo el mundo que amaba a su compañero. Y lo peor fue que Damian había escuchado. Pero lo que más le dolió, fue ver la indiferencia de Dami. Nunca pensó que él reaccionaría así de frío. Al menos se esperaba un golpe, o una mala cara, incluso una grosería, pero Damian pareció ignorar el hecho. Y no pudo no haberlo escuchado, pues lo gritó a todo pulmón y Damian llegó en el momento preciso.

Sin importar el viento congelado o la obscuridad de la noche, Jon no dejaba de llorar. No podía, ni siquiera hacía un intento. Se sentía miserable. Tanto que no se percató de la capa de Damian siendo ondeada por el viento nocturno. Damian se la retiró y con ella cubrió a Jon. El pequeño Superboy se sobresaltó y volvió a perder el equilibrio. Afortunadamente no estaba en la cornisa, sino que se encontraba arriba de una gran toma de ventilación. Y no hizo falta que volara, pues Damian lo abrazó para evitar que se golpeara de lleno contra el piso de aquella azotea. Jon abrió los ojos para conocer la situación, y lo primero que vio fueron la mirada verde de su compañero, quienes lo miraban desde abajo, pues Jon se encontraba encima de Damian. Se levantó flotando. Se devolvió a la toma de ventilación. Damian se puso de pie y sacudió su uniforme.

-Al menos hubieras ayudado a levantarme. –Dami infirió-.

Jon no era capaz de evitar retomar el llanto, así que se aguantaba lo más que podía. Aún conservaba la capa de Damian. Optó por mejor quitársela y abandonar ese lugar. Ya no podía ni con su alma. No quería afrontar la situación, y menos en ese estado. Se disponía a irse cuando fue detenido. Damian había subido a la toma de ventilación para poder alcanzar la mano de Jon y de ese modo evitar que escapase.

Jon jaló su mano para intentar recuperarla, y cuando Damian adivinó sus intenciones, agregó:

-No me hagas usar la kriptonita, Jon.

Jon comprendió las intenciones de Dami y dejó de levitar. Se colocó frente a Damian. Y sin levantar la mirada, no soportó más y retomó el llanto. Damian sonrió rendido ante la situación. Tomó su capa y volvió a ponerla en la espalda de Jon. Lo abrazó contra sí y comenzó a consolar a su pequeño compañero.

Así pasaron un par de minutos, hasta que ambos se sentaron y luego Jon se quedó dormido en los brazos de Damian.

Un par de horas pasaron antes de ver a Jon despierto. Éste abrió los ojos y no entendía muy bien dónde se encontraba. Se levantó tratando de despabilarse y a su lado miró a Damian quien vigilaba la zona y la ciudad con sus binoculares.

-¿Dormiste bien? –Damian preguntó sin quitar la vista de la ciudad-.

Jon no se inmutó, sólo se concentró en pensar sus próximas palabras. Ya no tenía ganas de llorar. Pero definitivamente, no sabía cómo retomar la conversación.

-Si no quieres hablar de lo sucedido, está bien, Jon. Yo entiendo.

-¿Po-por qué estás aquí, Robin? –Jon preguntó con la voz un poco quebrada-.

-Puedes decirme Damian, no traigo mi antifaz. Además, el asunto que te aqueja no tiene que ver con Robin, ¿o me equivoco?

Jon bajó la mirada.

Por Favor, ¡No! Me Olvides [DamiJon]Where stories live. Discover now