Capítulo 62: Pasado doloroso

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Nick no volvió al departamento de sus hijos en todo el día, se dirigió directamente al suyo, el cual estaba tal como lo dejó la última vez que estuvo ahí hacía un par de días. Solía pasar un par de horas ahí cuando se sentía demasiado abrumado, cuando sentía que ya no podía más pero no podría quebrarse en frente de sus hijos, ni en frente de nadie. Así era él, toda la vida había ocultado sus emociones, así lo había criado su padre y por más años que hubieran pasado desde que escapó de su control, hay huellas que dejan marcas toda la vida.

A pesar de que Mary les entregó a sus hijos todo el amor que una madre tiene para dar, con Harold Johnsonn las cosas eran muy diferentes. Él pensaba que la mejor forma de educar a sus hijos era con mano dura, pero por alguna razón, fue Nicolás el que recibió la peor parte. De niño no lo dejaba llorar porque eso era lo que hacían las mujeres, lo castigaba cuando lo encontraba con los ojos rojos y así fue como a los ocho años, Nick dejó de demostrar sus emociones porque sabía que sí lo hacía, lo único que recibiría sería un golpe con una toalla mojada, doloroso pero que no dejaría marcas que pudieran a alertar a nadie y él tampoco se atrevía hablar por miedo a recibir un castigo aun peor.

Fue por eso, que desde el momento en que nació Iván, él lo protegió con todo lo que tenía, nunca dejó que su padre diera un paso hacia él y dado que su hermano menor fue el más travieso de todos, Nick siempre se culpaba a sí mismo de todo, soportando cualquiera que fuera el castigo que eligiera su padre para él y sintiendo alivio porque su hermano pequeño nunca pasaría por eso, nunca sería golpeado brutalmente siendo un niño indefenso, nunca sentiría a los treinta años todavía la voz de su padre diciéndole la vergüenza que era para la familia.

La mente de Nick retrocedió hasta ese día, hacía catorce años, cuando le habían dado la paliza de su vida.

Se había saltado la última clase del colegio porque no podía soportarlo más, no podía creer lo que estaba pasando, intentaba parecer tranquilo frente a su novia después de recuperarla pero por dentro estaba aterrado. Por un lado, quería mantenerlo en secreto pero por otro sabía que eso no sería posible, era una bomba de tiempo y más temprano que tarde, explotaría. Así que tomó una larga bocanada de aire y entró a su casa, en donde encontró a su padre en el sofá leyendo el periódico mientras su madre tejía mirando la teleserie de la tarde. La imagen perfecta, el matrimonio de película que todos sabían que eran.

—¿No deberías estar en el colegio? —preguntó su padre en tono frío sin despegar los ojos del periódico.

—Yo... tengo que hablar con ustedes.

Su madre lo miró y eso fue lo que necesitó para romperse. Sin poder evitarlo, las lágrimas que llevaba años guardando comenzaron a caer por sus mejillas y por más que intentó detenerlas, estas no dejaban de aparecer. Mary se levantó, preocupada y lo ayudó a llegar al sofá en donde se sentó a su lado y lo abrazó, mientras su padre, dejaba a un lado el periódico para mirarlo fijamente con lo que parecía desprecio sin que su esposa lo notara.

—¿Qué pasa, amor? —preguntó Mary con dulzura, acariciándole el cabello.

—Lex... Lexie.

—¿Qué pasa con Lexie? ¿Discutieron?

—Está... —se detuvo un momento porque los sollozos no lo dejaban hablar con claridad. Un momento después, tomó aire y dijo de una vez lo que podría considerarse una de las cosas más difíciles que un chico de quince años ha tenido que confesarle a sus padres—... Lexie está embarazada.

El silencio llenó la sala, Nick se armó de valor para mirar a su padre y pudo notar los destellos de rabia en sus ojos antes de que abandonara la sala sin decir nada más. Mary por su parte, estaba paralizada pero eso no le impidió volver a abrazarlo y decirle que todo iba a salir bien, que sería difícil pero no imposible y que ella siempre estaría para él.

Love Happens (LIH #2)Where stories live. Discover now